Cada año que trascurre, la fiesta de San Froilán se vuelve más popular en la ciudad. Después de la pandemia regresa, con algunos cambios, la tradición, los carros, el Foro u Oferta, el mercado, las avellanas y la morcilla, la música y el baile, las Cantaderas… En una palabra León vuelve a la esencia de su pasado.
El 5 de octubre del año 905 muere en la ciudad de León el obispo Froilán. Después de 1116 años del suceso, se sigue recordando y celebrando su paso e impronta en esta ciudad y en el reino leonés.
Nace Froilán, según las crónicas, en los arrabales de la localidad de Lugo en el año 833, en el lugar denominado Regueiro dos Hortos, espacio a extramuros de la ciudad ubicado entre la Puerta Miñá y la Puerta del Postigo de la muralla romana, muy cerca de la vieja Catedral en la que, de acuerdo con la tradición, fue bautizado por “padres nobles y piadosos”, que le imponen por nombre Froilán, nombre de origen germano cuya raíz original significa “señor”.
Por ese lugar, que ve nacer y crecer a Froilán, la capital lucense se abre al oeste por la antigua calzada romana XIX del Itinerario de Antonino que, tras vadear el poderoso Miño, lleva a los viajeros hasta la tumba de Santiago, descubierta en el 813.
Posiblemente Froilán los vio pasar y habló con ellos, descubriendo que su peregrinaje pretendía la búsqueda del aprendizaje de las bases y fundamentos del conocimiento humano, y que seguían aquella ruta atávica marcada desde la noche de los tiempos. Aquella ruta se mantuvo imperturbable a pesar de las invasiones, al poder y la fuerza de nuevas culturas y a la intolerancia de las distintas religiones imperantes a lo largo de los siglos.
Sobre aquel lugar del camino, Froilán vivirá sus primeros años; pero no serán aquellos peregrinos quienes influirán en el ánimo del joven, será el ascendente de la cercana Catedral, la que intervendrá en su educación y formación gracias a la escuela que los canónigos mantenían en el templo. Sin embargo, no hay que olvidar la existencia de cronistas que aseguran que fue educado por su madre, elevada posteriormente a los altares (Santa Froila), dedicándose desde muy temprana edad al estudio de los asuntos sagrados. Según atestiguan, ya desde niño, “gustaba de amor al retiro, soledad y oración”. Hay también quién afirma que, “su cultura, litúrgica y patrística, que era mucha, la adquirió por su cuenta”.
Eran tiempos de reformas. Alfonso II, desde su sede regia instalada en Oviedo, restauraba en su corte la tradición visigótica. Asimismo, el propio monarca, junto con nobles y obispos, promovían vivamente la renovación monástica del nuevo reino que había quedado asolada por la invasión islámica. Froilán que, según se cuenta en aquellos años, “temía a Dios y elevaba su corazón a las regiones altas para contemplar al Señor; miraba siempre para las cosas humildes y, lleno de fe y de buenas obras, andaba por los caminos de la virtud, como buen negociante de los caminos de Dios”, se imbuye en esa nueva corriente y con 18 años abandona padres, casa y ciudad, para dirigirse al corazón del Reino, a las montañas leonesas, con el fin de vivir en soledad, pero también de predicar a las gentes: “de su boca emanaban las maravillas del Señor”.
Su primer retiro será en la conocida Gruta de Ruitelán, al oeste de la provincia, en la zona de Valcárcel. De allí se traslada a las montañas del Curueño, donde coincide con Atilano, presbítero aragonés, decidiendo ambos proseguir su vida ermitaña en la Gruta de Valdorria. La fama de hombres santos, llega hasta el obispo de León que les pide que funden un monasterio bajo la Regla de San Benito; el lugar escogido será Valdecésar.
Tras la Batalla de la Polvorosa en el 878, que condena a los musulmanes al sur del Duero y devuelve la tranquilidad y seguridad a las riberas del Esla y Órbigo, Alfonso III hace llamar a Froilán para que contribuya en la repoblación y cristianización de la zona. Froilán fundará el Monasterio de Tábara, que será uno de los más importantes monasterios benedictinos de la Edad Media, especialmente famoso por su scriptorium y sus admirados beatos: Morgan, Tábara y Gerona.
En el año 900 fallece el Obispo Vicente de León y monarca y pueblo leonés coinciden en solicitar a Froilán que ocupe la Diócesis de la capital del Reino. Froilán será ordenado sacerdote y consagrado obispo de León el día de Pentecostés del año 900.
Durante su larga vida como eremita, evangelizador, fundador y obispo en tierras del Reino de León, no hay constancia de su regreso a Lugo. Sin embargo, el nacimiento de Froilán en la ciudad gallega, hará que, con el tiempo y el prestigio del Santo, las autoridades lucenses promocionen y divulguen entre el pueblo su devoción. El fervor popular, conducirá a la Diócesis de Lugo 900 años después de su muerte, en 1.605, a declararle Patrón de la ciudad. En 1.614, tras la petición del Ayuntamiento de Lugo, se enviarán desde León a la ciudad gallega algunas reliquias del Santo Patrón, para su exposición y adoración por los lucenses.
Pero es en León donde realmente se conmemora la festividad de San Froilán. Desde hace siglos se celebra la que es, sin duda, la más importante de las romerías de la provincia que el Santo "comparte" con la fiesta de La Virgen del Camino, y que es conocida como la "La Romería de San Froilán" : 5 de octubre de cada año.
¿Porqué esta celebración conjunta? Julio de Prado cree que el motivo fueron las epidemias, calamidades y las brutales sequías que se produjeron durante los ss. XVI y XVII, originando rogativas y procesiones conjuntas de La Virgen del Camino y el Arca de las Reliquias de San Froilán.
La gran afluencia de fieles a la famosa Romería procedentes de todos los pueblos leoneses, pero también de otras provincias, sobre todo desde Asturias, hizo que la fiesta religiosa sea también una fiesta de convivencia, que se acompañaba con tradicionales comidas-meriendas, principalmente de tortilla que se regada con abundante vino de la tierra, degustándose en grupos de parientes, amigos o vecinos en la explanada del Santuario de la Virgen. Templo (desde marzo de 2009, Basílica), que a lo largo de siglo y medio ha sufrido profundas trasformaciones. La música y los bailes de la región leonesa no podían faltar en la Romería: dulzaina, tamboril, gaita y cantos autóctonos de los distintos pueblos de la provincia, amenizaban aquellas horas de asueto tras los actos religiosos.
Pasando el tiempo, surgen nuevas tradiciones como el "desfile de carros". Al mencionado "carro de la Virgen" que se trasladaba desde la ciudad de León al Santuario (6 km.), se le unieron los carros de los pueblos de los alrededores, que se engalanaban extraordinariamente para rivalizar entre ellos en colorido y originalidad.
En la actualidad los "carros" ya no se acercan al Santuario de la Virgen del Camino y, únicamente, desfilan por la ciudad, que cada vez va tomando más protagonismo en la Romería, programándose más actividades lúdicas: exposiciones de artesanía, mercados, festival de órgano, teatro, corros de lucha leonesa, concentración de pendones, la pugna dialéctica del Foro u Oferta y las Cantaderas (tradiciones de las que hablaremos en otra entrada), etc.
El fervor popular por aquel obispo y Santo leonés de hace más de 1000 años ha perdido fuerza. Sin embargo, San Froilán está presente estos días en las calles leonesas, si bien su fiesta ha tomado otro cariz, convirtiéndose en una festividad en la que se recuerda al Santo a través de espectáculos y "puchero": rosquillas, chorizo, avellanas, picadillo y la espectacular morcilla leonesa, pleitean con las celebraciones religiosas.
- Cartel Fiestas de San Froilán 2021
- Puerta lateral del Santuario de la Virgen del Camino. Obra de José María Subirach.
- Monumento en Regueiro dos Hortos (Lugo).
- Impronta sigilar del sudario de San Froilán del obispo de León J. Albertino que autentificaba los restos del Santo, s, XII.
- Imagen de San Froilán, obra del platero Rebollo, s, XVIII. Catedral de Sta. María de León.
- Arca de madera y plata. Contiene los restos de San Froilán. Altar Mayor Catedral de Sta. María, León.
- Morcilla tradicional leonesa.
- Para conocer más: "Siguiendo las Huellas de San Froilán" , Julio de Prado. Edit. S. Esteban, 1994. Salamanca.
- Impronta sigilar del sudario de San Froilán del obispo de León J. Albertino que autentificaba los restos del Santo, s, XII.
- Imagen de San Froilán, obra del platero Rebollo, s, XVIII. Catedral de Sta. María de León.
- Arca de madera y plata. Contiene los restos de San Froilán. Altar Mayor Catedral de Sta. María, León.
- Morcilla tradicional leonesa.
- Para conocer más: "Siguiendo las Huellas de San Froilán" , Julio de Prado. Edit. S. Esteban, 1994. Salamanca.
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