Señora del clima meseteño y ajena al tiempo cálido o húmedo, considerada como mala hierba en los campos de cereales, en cuanto comienza la primavera la amapola cubre con su color rojo carmesí los barbechos, las praderas, los bancales y hasta las cunetas.
Salvaje y a la vez delicada, ya que rápidamente se marchita, es principalmente en este mes de junio cuando explosiona en nuestra latitud, deslumbrando y fascinando cuando se distingue en la lejanía las mareantes extensiones escarlata que forman grandes oleadas y surcos en el paisaje.
Son muchos los lugares en España, principalmente en la mitad norte, donde son conocidos y visitables algunos campos de amapolas cuando comienza la primavera, pero hoy queremos dejar evidencia de un mágico barbecho en la margen derecha del Torío, prácticamente al lado de León, en el que reinará, por unos días, la amapola.
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