sábado, 21 de noviembre de 2020

La campana más antigua de España: La Laurentina

              

LAS VELAS (sobre Cantiga de Santa María nº 180) - Empleo "carrillón de martillo"

Desde hace unos meses han desaparecido, inexplicablemente, centenares de fotografías de mis entradas, que de esta manera han quedado sin referencias importantes sobre su contenido. Una vez revisadas he creído necesario rehacer y actualizar la mayoría de las que hacen referencia al arte, patrimonio e historia de León.


Una de las entradas que considero más interesante y que sin fotografías carece prácticamente de sentido, es la relativa a la existencia en la Real Basílica de San Isidoro de León de la campana denominada La Laurentina.


La campana de San Lorenzo o Laurentina es prácticamente desconocida, a pesar de ser considerada la campana más antigua de España que ha llegado a nuestros días y una de las más antiguas de Europa, si bien hay que señalar que se trata de una campana inutilizada para su uso y no instalada en campanario. Existe otra pieza en el Museo de Córdoba de fecha anterior (año 930), pero se trata de una pequeña campanilla votiva mozárabe (21 x 30 cm.) donada al Monasterio de San Sebastián del Monte, en plena sierra cordobesa, por el abad Samsón.

Sin embargo, la campana de San Lorenzo, fundida en 1086, el mismo año en el que Alfonso VI de León es derrotado en Sagrajas por las tropas almorávides de Yusuf, es ya una campana de significativas medidas para la época: 57 cm de diámetro, 1,75 metros de circunferencia y aproximadamente 80 kg. 

En una época (finales del XI) de construcción-remodelación de la iglesia y su Panteón Real, su destino sería la torre del templo con el objeto de ser oída en toda la ciudad y no simplemente para ser utilizada en los actos litúrgicos del interior. Esta última, sería la función de la pieza cordobesa que, curiosamente, es idéntica a la que porta uno de los ovinos reflejados en la "Anunciación a los pastores" del propio Panteón Real de San Isidoro.



La utilización de las campanas para comunicar cualquier tipo de acontecimiento viene de antiguo, pero en las iglesias cristianas comenzaron a usarse tardíamente. En los primeros siglos, los anuncios y las llamadas se hacían de puerta en puerta por medio de los “cursores”, diáconos dispuestos para esta ocupación. Más adelante, se usaron objetos de madera o platillos de metal, que se golpeaban unos con otros, pero también trompas y bocinas.



En sus inicios las campanas son denominadas “signum” (en el epígrafe de la campana leonesa se la designa así), comenzando a fundirse las de mejor calidad y tamaño en la región italiana de Campania en el siglo VII, de ahí el origen posterior de su nombre. También se las conocen con el nombre de “nolas”, debido a que la ciudad de Nola es la capital de la Campania, si bien este apelativo queda con el tiempo para designar las de pequeño tamaño: campanilla, esquila, codón, etc., que se utilizaban en el coro, refectorios, instrumentos o actos litúrgicos. 


En las iglesias antiguas y en las de nueva construcción, se impone la edificación de torres con el fin de instalar las campanas para que su sonido, gracias a la altura, llegara lo más lejos posible, convirtiéndose, de alguna manera, en el medio de comunicación tradicional que el pueblo escucha y sabe interpretar. Marcan el tiempo de la colectividad e identifica el lugar donde suceden asuntos importantes, tanto religiosos como civiles.


Estas torres imitan en altura a los minaretes de las mezquitas, y las campanas a la voz del almuédano convocando al pueblo a la oración. Pero los musulmanes siempre fueron contrarios a su uso al pensar que su tañido asusta a los espíritus vagabundos e interrumpe el descanso de las almas. 


Los árabes en su expansión militar, hicieron enmudecer las campanas que había en los territorios ocupados, bajándolas de las torres y utilizándolas como lámparas o adornos en sus mezquitas y palacios. Conocida es la historia de las campanas de Santiago de Compostela que, desmontadas por Almanzor en la invasión del año 997, las trasladó a la mezquita de Córdoba a hombros de esclavos cristianos. Fernando III las recuperó en su conquista de 1236, y las devolvió, esta vez a hombros de musulmanes, a la catedral de Santiago.


Según va avanzando la Reconquista las campanas se multiplican en la España cristiana, y entre los siglos XV y XVI se funden las mejores campanas de bronce (80% de cobre y 20% de estaño), muchas de las cuales aun siguen sonando espléndidamente. Actualmente, y siguiendo al experto valenciano Frances Llop, existen 150.000 campanas censadas en la Península, de las que 1077 están ancladas en las 94 catedrales españolas. 

Como curiosidades, Llop señala que la más antigua en funcionamiento es la “Wamba”, que suena en la catedral de San Salvador de Oviedo nada menos que desde 1219; la segunda más antigua es “María Caterina”, que está ubicada y funcionando desde el año 1305 en la torre del Miguelete de la catedral de Valencia. La catedral que posee más campanas es la de Málaga, con 37 piezas, y la más grande, con 2,90 metros de diámetro y 7500 kg. de peso, es “La Gorda” en la catedral de Toledo, fundida en 1753; según se decía, su potente tañido hacía abortar a las embarazadas y, en algunos días, podía oírse desde Madrid. 

Pero existen otras anécdotas, como la condena a muerte que sufrió "
Honorata", la campana de la Catedral de Barcelona, que en 1714 tras el sitio de la ciudad, fue sentenciada por Felipe V ordenando que fuera ajusticiada por haber  tocado a rebato contra su ejército. Fue bajada de la torre, destrozada públicamente y fundida para hacer cañones.

En la catedral de Murcia se encuentra desde 1383, “La Mora”, llamada también de “Los Conjuros”. Era costumbre que, desde mayo a septiembre, sonara todos los días a las 5 de la tarde con el fin de ahuyentar de la ciudad todo tipo de males: riadas, epidemias, tormentas, etc. También se decía que su tañido servía para "conjurar" a las nubes y hacer que descargaran su lluvia, siempre muy escasa en la zona.


Pero la campana más conocida por el suceso ampliamente divulgado en literatura, teatro y pintura, es la legendaria “campana” de Huesca, aquella en la que en el año 1136 el rey aragonés Ramiro II mandó colgar como escarmiento las cabezas de los nobles rebeldes de la ciudad, siguiendo los consejos del abad de San Juan de la Peña.



Como ya hemos comentado, la campana leonesa de San Lorenzo mide de 57 cm. de diámetro y pesa unos 80 kg.; tiene una bella forma de tulipán y su corona posee tres anillas, más grande y potente la central, y dos pequeñas foraminas triangulares, llamadas "oídos": dos orificios para modificar y mejorar su sonoridad. No obstante, una grieta importante impide su utilización a pesar de los vastos intentos de soldadura que, en su momento, se realizaron para solucionar su estado. A pesar del fracaso en el intento de rehabilitación, no debe darse por perdida ya que las técnicas actuales permiten su restauración, pudiéndose recuperar totalmente sus valores culturales, sonoros y sus toques tradicionales.

En el círculo o anillo sonoro posee, muy bien grabada en escritura visigótica, una inscripción de aproximadamente 3 cm. de altura entre dos franjas con dos cordones incisos; se trata de una roboratio, denominada así porque da noticia significativa del donante que ofrece el objeto votivo:


+ INNME DNI OBHoNOREM SCI LªVRENTi ARCE DCNI RVDERICVS GVNDISaLBIZ HoC SiGNUM FiERI ISSIT INERA CXXIIII P T S


+ EN NOMBRE DEL SEÑOR. EN HONOR A SAN LORENZO EL ARCEDIANO RODRIGO GONZÁLEZ MANDÓ QUE SE HICIERA ESTA CAMPANA EN LA ERA DE 1124.



Hay que tener en cuenta en relación con la datación de la inscripción, que la “era hispánica” llevaba 38 años de adelanto (fecha de referencia de la “pacificación romana": 1 de enero del 38 a.C), usándose con normalidad este calendario en documentos e inscripciones del s. III al s. XV en España y sur de Francia. Teniendo en cuenta esta práctica, la leyenda de la campana que hace mención a “Era Centesima vigesima quarta post millesima” (INERA CXXIIII P T S), corresponde realmente al año 1086.


Como señala la inscripción, la campana fue donada a finales del siglo XI por un arcediano, principal dignatario del cabildo, en honor a San Lorenzo. El arcediano Rodrigo González sería con seguridad el "padrino" en la consagración y bautizo de su campana.

El cáliz y las campanas son los únicos utensilios litúrgicos que se consagran, los demás únicamente se bendicen. La ceremonia de consagración de las campanas, llena de simbolismo, se realiza en un bello ceremonial protagonizado, generalmente, por el obispo.


La campana se suspendía sobre el suelo en un acto solemne, donde participaban los fieles y el clero. El padrino y la madrina, en su caso, se situaban junto al obispo que rociaba la campana con agua bendita con el fin de ahuyentar los demonios, alimañas, granizo, los rayos, etc. Los diáconos la lavaban por dentro y por fuera también con agua bendita y luego era cuidadosamente secada mientras se entonaban salmos.


El obispo se ponía debajo con el incensario inundando todo su interior, mientras era uncida por dentro y fuera con los óleos sagrados. Los padrinos debían elegir un nombre, por lo general correspondiente a un santo, en este caso San Lorenzo, y el obispo se dirigiría de esta manera a la campana:

"En honor de San Lorenzo, que la paz sea contigo de ahora en adelante, querida campana".


¿Porqué San Lorenzo? Los arcedianos, como en este caso el donante Rodrigo González, se encargaban, entre otras misiones, de las obras de caridad y la administración de los bienes de la diócesis; San Lorenzo, mártir en el siglo III, es nombrado por el Papa Sixto para administrar los bienes de la Iglesia y el cuidado de los pobres, por lo que es considerado el primer "tesorero" de la Iglesia. Seguramente el arcediano leonés quería rendir tributo al primer diácono que, como él, se encargaba de gestionar y gobernar el patrimonio eclesiástico.



Actualmente, la campana de San Lorenzo está colgada de uno de los muros de la Capilla de los Vacas, una de las salas-capillas del claustro de la Colegiata de San Isidoro dedicadas al enterramiento de importantes familias leonesas. Junto a ella, en el centro de la sala y dentro de una vitrina, el "Gallo de San Isidoro" que posee sus correspondientes, aunque bastante simples, paneles explicativos. La Laurentina simplemente tiene una escueta referencia: "Campana mozárabe. 1086". La campana más antigua de España, no muestra más reseñas.


Pero no solo su antigüedad la hace interesante. La Laurentina no estaba situada en un templo o ciudad cualquiera de la Península, se ubicaba en un lugar privilegiado y trascendental de la España que iniciaba el segundo milenio. Se hallaba en la capital del Reino que hacía frente al poder musulmán, y concretamente en el templo emblemático de la ciudad en el que los reyes leoneses eligieron como lugar de enterramiento. Pero también sobre el Camino de Santiago, en la torre del templo que controlaba la Puerta de Renueva de la muralla defensiva leonesa, la salida natural de la ciudad hacia el Oeste, hacia Compostela.

Desde su otero en la torre de la Basílica, la campana de San Lorenzo llamaría a prelados, nobles y reyes, convocaría Concilios y Cortes, sería testigo de grandes hechos y empresas, de excelsos enterramientos, celebraría hazañas, revelaría a los leoneses peligros y riesgos, fijaría la liturgia y marcaría las horas de la vida en la ciudad. Pero a la vez, sería testigo del paso de generaciones y generaciones de peregrinos que, desde los comienzos de la ruta ancestral, pasarían por la ciudad de León, la capital del Reino, en dirección a Finis Terrae mientras escuchaban sus solemnes tañidos.


Ahora, desde el vacío claustro de San Isidoro y cerca de cumplir 1000 años, solo puede esperar mejores tiempos y escapar de la condena de olvido y de silencio obligado.




- La Laurentina. Capilla de Los Vacas, Claustro de San Isidoro de León. 
- Campanilla votiva del abad Samson. Museo de Córdoba. 
"Anuncio a los pastores". Panteón Real de San Isidoro. 
"Los campaneros". Alexandre Gabriel Decamps. 
- Traslado campanas de Santiago a Córdoba. Catedral de Santiago de Compostela. 
- Grabado del regreso de las campanas a Compostela. 
"Wamba". Catedral del Salvador. Oviedo. 
"La Gorda". Catedral de Toledo. 
"La Mora". Museo, antes Catedral de Murcia. 
"La Campana de Huesca". José Casado de Alisal. 
- Grieta en la Laurentina. - Inscripción "San Lorenzo". 
- Beato de Tábara (siglo X). Imagen campanario primitivo con dos campanas y campanero. 
- Carrillón diatónico. Cantigas, siglo XIII. 
- Claustro y torre de la Real Colegiata de San Isidoro de León.
 - Carrillón martillo. Cantigas, siglo XIII. - La Laurentina en su ubicación.



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