jueves, 31 de julio de 2014

San Francisco de Asís en León




Este es el insólito logotipo oficial para la conmemoración del “Octavo centenario del viaje de San Francisco de Asís a Compostela”. Este anagrama, creado por el artista de Lalín, Antón Llamazares, representa una pieza irregular de cartón que se supone simboliza la austeridad franciscana. Cuenta con una leyenda en “alfabeto delfín”, alfabeto que, según declara el propio artista gallego, ha sido creado por él mismo. La frase que se incluye en la pieza del cartón se “traduce" como: “Asís 800 Compostela”, todo un derroche de “arte y originalidad” ¿?:


Este despliegue de iconografía, actos, celebraciones, etc., creados por instituciones y patronatos, tienen como principal protagonista a la Xunta de Galicia. Manda el turismo. Y así, todos estos eventos se realizan sin tener la seguridad de que el santo italiano arribara en realidad a la ciudad gallega, ya que no existe ningún dato histórico sobre su estancia en Compostela. Lo que en realidad se conoce es que San Francisco no pudo finalizar el viaje planeado, debido a una grave enfermedad que le hizo regresar a Italia. Se estima que en el 7 de junio del 1215 estaba ya en Porciúncula, cerca de Asís, para el Capítulo que venía celebrando su Orden en Pentecostés. Así mismo, en noviembre de ese año, San Francisco acudió como representante de la Orden Franciscana al IV Concilio de Letrán, convocado por Inocencio III.

La leyenda dice que San Francisco durante su "estancia" en Compostela se hospedó en casa de un carbonero llamado Pedro Cotolay, a quién, por inspiración divina, le encargó la construcción de un convento. Le envío a una fuente de la ciudad donde el carbonero encontró un tesoro, gracias al cual, consiguió realizar la petición del santo. Este “suceso milagroso”, a todas luces una ficci
ón popular, no impide que se estimule de todas las maneras posibles el turismo y, de esta manera, durante todo el año 2014 se entregará a los peregrinos, junto con la tradicional compostelana, otro certificado llamado cotolaya, en recuerdo del piadoso carbonero y la obra del franciscano en Santiago.

¿Porqué su viaje a España? En 1212 la victoria de los reinos cristianos sobre los almohades en las Navas de Tolosa, movieron en aquel momento a un jovencísimo Francisco, de apenas 31 años y con una gran ambición catequística, a realizar nuevas conquistas en su apostolado. En el otoño de ese mismo año se embarcó en el puerto de la ciudad de Ancona, población costera del Adriático, con intención de ir a predicar a tierras musulmanas. Sin embargo, una fuerte tormenta lo llevó hasta las costas de Dalmacia, desde donde pudo regresar penosamente a Italia.

Un año después, volverá a intentar, esta vez por tierra, llegar a tierras africanas a través de Gibraltar. Cruzará Francia y entrará en España, pero antes de seguir camino hacia el sur, pretenderá visitar primero Compostela e inicia el camino hacia la ciudad del Apóstol.

Todo apunta a que entró en la Península en el 1214, pero no se puede descartar el 1213 como el año de su llegada a España. Otro punto discutible es el lugar de entrada. Se señala que cruzó Francia y que entró por el camino aragonés, pero también se asegura que el lugar elegido fue el pirineo navarro. Los catalanes (en su linea) afirman que llegó por mar al puerto de Barcelona y que realizó varias fundaciones por los condados catalanes. Todo es muy confuso. Lo que resulta claro, es que Francisco estuvo en tierras españolas durante algunos meses del periodo comprendido entre la Pascua del año 1213, cuando recibe la donación del conocido Monte Alvernia por parte del conde Orlando dei Cattanei para edificar un convento, a noviembre del 1215, cuando asiste al IV Concilio de Letrán.

Como vemos, no se conoce exactamente la ruta que tomó San Francisco hacia Compostela, pero lo cierto es que, a raíz de su llegada a la Península, se fundaron muchos conventos por todos los reinos hispanos. 

Tras la visita del santo, en 1217 llega a España una primera expedición franciscana con Bernardo de Quintavalle, y dos años después, en 1219 y por encargo del Capítulo General, el franciscano Juan Parente encabeza otra con más de un centenar de frailes. Seguramente de estas dos misiones saldrían la mayoría de las fundaciones que hoy se consideran realizadas personalmente por Francisco, entre ellas la leonesa.

Conviene destacar, que todavía en el año 1214 San Francisco se resistía a que sus frailes se establecieran en conventos y abandonasen la vida itinerante de predicadores, lo que demuestra que directamente no debió de realizar muchas fundaciones en España, tal vez ninguna.

Como vemos, la leyenda sobre la llegada y estancia de Francisco en Compostela no es muy convincente. Tampoco se puede verificar lo que relata el jesuita San Luís Gonzaga en el s. XVI. Gonzaga asegura que San Francisco se reunió en Burgos con el rey Fernando III, al que, al parecer, mostró y expuso la Regla de la Orden Franciscana. Se dice que aquella reunión resultó tan decisiva, que quedó plasmada en las portadas de la catedrales de Burgos y de León.

Recordamos que en aquellas fechas era rey de León Alfonso IX y como rey de Castilla reinaba su eterno oponenete Alfonso VIII. Fernando III no reinará en Castilla hasta 1217, fecha en la que llega a España el compañero de Francisco, Bernardo de Quintavalle, pudiendo ser éste el franciscano representado en la Puerta de la Coronería de la catedral burgalesa, que guarda turno para la entrevista con el monarca castellano.

Lo mismo ocurre en la catedral de León. En el dintel de La Puerta del Juicio Final, un franciscano dialoga con un personaje coronado. En lo referente a nuestra catedral, no se debe obviar que la Orden Franciscana es una de las que muestran mayor interés en la culminación de la fábrica leonesa. Es verdad que en su posible viaje a Compostela, Francisco pudo visitar la ciudad de León y, presumiblemente, fundar el convento que, aún hoy, lleva su nombre y que se encuentra hacia el sur, a extramuros de la que fue ciudad medieval. Sin embargo, lo más probable, es que la fundación franciscana en la ciudad se deba a alguno de los hermanos que llegaron tras San Francisco, a los nombrados Bernardo de Quintavalle o Juan Parente.


Nuestra catedral, como homenaje a la Orden Franciscana, aún hoy mantiene la portada del lado de la epístola, a la derecha de la portada central o del Juicio Final, con el nombre de "Portada de San Francisco". En ella se muestra, como tema principal, la Muerte, Exequias y el Triunfo o Coronación de la Virgen, argumento que, junto con la representación del Juicio Final, ocupa una parte importante de las representaciones escultóricas en la decoración de las fábricas góticas en el s. XIII.

La denominación de la Puerta no tiene que ver directamente con el santo de Asís. Esta denominación tiene su origen en la primitiva advocación a San Francisco de Paula, titular que fue de la capilla existente bajo la torre sur o del reloj, posteriormente dedicada a Santa Inés, si bien, en la actualidad, está ocupada por un servicio de información que atiende a los visitantes del templo. En la primitiva capilla se situaba la talla del santo, conocido en nuestra Catedral como el “santo negro”, debido al hábito de su Orden confeccionado totalmente en ese color, figura que hoy se puede contemplar en el Museo Catedralicio.

San Francisco de Paula (1.416-1.507), influye poderosamente en la historia religiosa del Renacimiento, iniciado sus pasos en el convento franciscano de San Marcos Argentato, en Cosenza, y siguiendo e imitando a San Francisco de Asís en la libertad de espíritu y en su modo filial de vivir en manos de Dios. Con posterioridad, funda la Orden denominada de los Mínimos, con el fin de diferenciarla de los “hermanos menores” de Francisco, buscando en la práctica de la nueva Regla aún mayor pobreza y austeridad, de ahí el nombre de Mínimos.

Volviendo al recorrido de San Francisco por territorio hispano, señalar que también existen representaciones de Francisco fuera del tradicional Camino de Santiago, lo que demuestra el “desorden” en las leyendas, historias, mitos, tradiciones, etc., alrededor de la estancia del santo en España. Como ejemplo, citar, por curiosa, la ciudad salmantina de Ciudad Rodrigo. 

En el crucero de su catedral, se conserva una escultura de Francisco fechada en el s. XIII, en la que aparece con un báculo de peregrino, sin barba y descalzo. Es considerada la primera representación del santo en piedra y, según se cuenta, se talló en memoria de su paso por la ciudad ¿?. La talla coincide con la descripción que realiza el compañero y biógrafo del santo, beato fray Tomás de Celano: Era de mediana estatura, más bien pequeño; cabeza redonda y bien proporcionada, cara un tanto alargada en óvalo, frente llana y pequeña, ojos ni grandes ni pequeños, negros y de sencilla mirada, cabellos negros, cejas rectas,  nariz bien perfilada, enjuta y recta, orejas levantadas pero pequeñas, sien aplanada, lengua insinuante, fogosa y aguda, voz vibrante, dulce, clara y sonora, enjuto de carnes, vestido áspero, sueño brevísimo, trabajo continuo. En su grande humildad se mostraba dulce con todos, conformábase fácilmente con las costumbres de todos. Era el más santo entre los santos, y entre los pecadores  reputábase uno de ellos.

CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE LEÓN


Según algunas tradiciones el Convento de San Francisco de la ciudad de León, fue fundado por el mismo San Francisco en su estancia en España y camino de Compostela. Como hemos visto esto resulta improbable, pero lo que es cierto es que a mediados del siglo XIII los franciscanos ya tenían casa en León, posiblemente gracias, como venimos diciendo, a la llegada a la ciudad de Quintavalle o Parente. La fundación fue protegida por papas y reyes, y lugar elegido por las familias nobles leonesas para lugar de enterramiento.

Se conoce que la antigua iglesia leonesa de San Francisco era de dos naves, con varios enterramientos y reliquias importantes. Son desconocidas las causas por las que se demolió a mediados del s. XVIII. En 1763 se inicia la obra del nuevo templo que fue consagrado en 1791 por el Obispo Cuadrillero.


Iglesia y convento llegaron hasta la desamortización de Mendizábal en septiembre de 1835, momento en el que fue abandonado por los religiosos. Durante casi 50 años, convento e iglesia fueron utilizados para diversas actividades: residencia, fragua, taller, carbonería, etc. 

Algunos objetos artísticos pudieron salvarse: el altar mayor se encuentra en Boñar, una campana en su iglesia se trasladó a la de San Martín, lo mismo que la espléndida y conocida Dolorosa, obra de Luís Salvador Carmona. Del mismo artista es la cabeza de San Francisco, que se encuentra en el Museo de León. También se encontraba en el convento franciscano el conocido Nazareno (anónimo del XVII) que se muestra por las calles leonesas en la popular procesión del Dainos. Como curiosidad, señalar que el pavimento de losas que hoy día se encuentra bajo los soportales de la Plaza Mayor, corresponde al suelo de la antigua iglesia franciscana.


En 1880 los miembros de la Orden Tercera (seglares) adquieren los antiguos locales franciscanos, de los que se hace cargo la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos,
una reforma de los Franciscanos de la Observancia y pertenecientes a la Primera Orden de San Francisco. Es la única división de los observantes que ha podido permanecer independiente hasta el día de hoy.

El 8 de diciembre de 1882 se bendecía e inauguraba la reconstruida iglesia, estableciéndose desde entonces una pequeña comunidad capuchina para la custodia y el servicio de la misma. Durante el siglo XX se fueron completando distintas obras de construcción, hasta el edificio que hoy conocemos.

En la actualidad los capuchinos realizan tareas educativas, apostólicas y, posiblemente las más conocidas, sus actividades sociales. Ésta última de ayuda permanente a los necesitados de la ciudad, que viene a continuar con la labor que a lo largo de los siglos desarrollaron los hermanos de la fraternidad. 

Conocida es también la actividad educativa que a día de hoy contempla el bachillerato y la formación profesional, además de dirigir una residencia universitaria. La actividad apostólica se realiza a través del culto diario en la iglesia (Iglesia Conventual de San Francisco el Real. PP. Capuchinos) y como sede de distintas cofradías y asociaciones que tiene allí su sede: Congregación de la Divina Pastora y la Cofradía de la Expiración y del Silencio.

En este recorrido por la fundación franciscana de León, no podemos olvidar el Parque que lleva el nombre del santo y que está lindando con la iglesia y convento. Gracias a unos terrenos cedidos por los monjes benedictinos del convento de San Claudio, a comienzos del siglo XIX la sociedad de Amigos del País se dedicó a organizar como terreno experimental y jardín público, el campo aledaño a la iglesia y convento franciscano. 

A partir de 1835 se dedica únicamente a jardín público y, a mediados del s. XIX, pasó a ser gestionado por el Ayuntamiento de la ciudad con la denominación de “Campo frutal”. Fue lugar de reuniones y paseos bajo la sombra de tilos y castaños, y aun hoy es lugar de descanso y juegos y uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad. Con motivo del octavo centenario del nacimiento de San Francisco de Asís, se colocó una talla del santo, obra del escultor Muñoz Alique, que junto con la Fuente de Neptuno, obra del XVIII de Mariano Salvatierra e instalada en el Parque a mediados del XX, conforman la obra escultórica del tradicional y entrañable jardín "franciscano".




- Cabeza de San Francisco de Asís. Luís Salvador Carmona. Museo de León.
- Logotipo de "Octavo centenario del viaje de San Francisco de Asís a Compostela”. Antón Llamazares.
- Alfabeto Delfín.
- Cotolaya.
- Cartel "Franciscanos en el Camino".
- San Francisco en éxtasis. Zurbarán.
- Catedral De Burgos. Detalle Puerta de la Coronería.
- Catedral de León. Dintel Puerta del Juicio Final.
- Idem. detalle.
- San Francisco de Paula, el "santo negro". Museo Catedral de León.
- San Francisco de Asís. Zurbarán.
- Nazareno (Dainos).
Iglesia Conventual de San Francisco el Real. PP. Capuchinos.
- San Francisco de Asís. Parque de San Francisco.