Parece ser que la primera constancia de la celebración de la llegada del AÑO NUEVO, ocurrió en Mesopotamia 2000 años a C. Se celebraba coincidiendo con el llamado punto Aries o punto vernal, el punto de la elíptica a partir del cual el Sol pasa del hemisferio sur al hemisferio norte, lo que ocurre en el equinoccio de primavera, alrededor del 21 de marzo. En ese momento, se inicia la primavera en el hemisferio norte y el otoño en el hemisferio sur.
En la actualidad los años y también los días, tienen su fundamento en los dos movimientos de la Tierra: sobre sí misma y alrededor del Sol. Es el calendario solar. No obstante, los meses se conforman con el movimiento lunar, formando la base de los llamados calendarios lunares.
Roma continuó, en principio, con la antigua tradición lunar de iniciar el año el 1 de marzo, martius, en honor al dios de la guerra: Marte. El año contaba únicamente con diez meses: el ya referido marcius, aprilis (aperire, abrir, brotar), maius (por la diosa Maia), junius (por el dios Juno), quintilis (mes quinto), sextilis (mes sexto), september (mes séptimo), october (mes octavo), november (mes noveno), y december (mes décimo). Como vemos, aun permanecen varios nombres de aquella primera denominación.
El rey Numa Pompilio, s. VII a C., reformará el calendario y añadirá dos meses finales más a los ya existentes: ianuarius y februarius. De esta manera, el año tendrá 12 meses, con 355 días. Los meses poseerán 29 o 31 días y cada dos años se añadirá un mes. Toda esta reglamentación quedará en Roma en mano de los pontífices.
Se iniciaba el año el primer día de marzo (calendas, de ahí calendario), bajo los auspicios de Marte, el dios de la guerra. Esta era la fecha que señalaba el comienzo de las campañas militares y la designación de cónsules, pero también el inicio de la actividad agrícola que suponía para aquella sociedad la supervivencia.
Tras la denominada primera guerra celtíbera, del 181 al 179 aC, se firmó un tratado entre Roma y las tribus celtíberas hispanas, en el que éstos se comprometían a no fundar nuevas ciudades fortificadas. Sin embargo, los pobladores de la ciudad de Segeda, de la tribu celtíbera de los belos, muy cerca de la actual Calatayud, realizaron una importante ampliación y restauración de su recinto defensivo, cuyo perímetro llegó a tener cerca de 8 kilómetros.
Tras conocer la situación, en el año 154 aC. el gobierno romano toma cartas en el asunto, ya que este “incumplimiento” chocaba son sus futuros planes expansionistas, y trata de preparar rápidamente una expedición militar que frenase urgentemente la reparación y construcción de las defensas celtíberas. Esta será el causus belli que servirá a Roma para su segunda intervención en Hispania.
Los preparativos bélicos chocan con un gran inconveniente. Se encontraban todavía en pleno invierno, faltando varios meses para las calendas de marzo, fecha, como hemos señalado, en la que se decidían los principales asuntos de Estado para el nuevo año, entre ellos las campañas militares. Si esperaban a marzo, los largos preparativos del ejército, su avituallamiento y su traslado a Hispania, significaría que las tropas no estarían prestas para el combate hasta septiembre u octubre, con un nuevo invierno por delante en Hispania, nada deseable para una campaña militar.
Esta situación motivó que Roma adelantara el “comienzo del año” a todos los efectos, dos meses para así aprovechar la época estival, decidiendo que el año comenzase en el mes de enero (ianuarius), mes dedicado al dios Jano, el dios de las puertas, y a continuación febrero (februarius) dedicado a Plutón, dios de las ceremonias de purificación. Los dos últimos meses del año, se convirtieron de esta manera y por el conflicto con los celtíberos de Hispania, en los dos meses primeros del año.
¿Cómo finalizó aquel asunto? Roma nombró cónsul a Quinto Fulvio Nobilor que se trasladó de inmediato a Hispania con un ejército de 30.000 hombres. De poco sirvió a Roma en aquella campaña el cambio de fechas, que dura hasta la actualidad. La tribu de los belos, pobladores de Segeda, se aliaron con otra de las tribus celtibéricas más poderosas, los arévacos, cuya ciudad más importante era Numancia.
Las fuerzas combinadas celtíberas detuvieron primero el ataque del cónsul Fulvio Nobilor contra Segeda y luego lo rechazaron frente a Numancia. En aquel enfrentamiento, ocurrido el 23 de agosto del 153 a C., que motivó que, actualmente, más de 2.000 años después, el año comience en el mes de enero y no en marzo, perecieron más de 6.000 soldados romanos. El desastre militar de Roma fue tan grave, que posteriormente ningún general romano luchará en ese día a menos que fuera obligado.
- Saturnalia. Willian A. Burguereau.
- Punto Aries o punto vernal.
- La ninfa Egeria dictando a Numa Pompilio las leyes de Roma. Ulpiano Checa.
- Calendario romano en piedra.
- Numancia. Alejo Vera.
- Mes de enero. Calendario románico de San Isidoro de León.
- Reprodución del calendario agrícola del Panteón Real de San Isidoro de León.
2 comentarios:
que curioso!
me ha encantado. Un beso. Víctor
Victor: Curioso, verdad?
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