La Legio VII Gemina, formada íntegramente por legionarios hispanos, es la fuerza militar que, a partir del año 74 o poco tiempo después, se estableció en el mismo lugar donde años antes se había acantonado la Legio VI Victrix. Este asentamiento militar permanente y prácticamente único en Hispania hasta la caída del Imperio, dará origen a la ciudad de León, capital que disfrutó de un gran protagonismo peninsular durante la Edad Antigua y Media.
Ya hemos comentado en otra entrada, lo inusual que resulta saber la fecha oficial de la formación de la Legio VII, en concreto de la “entrega de las águilas”, caso que no es conocido de ninguna otra fuerza militar romana. Esto es así, gracias a unas lápidas con inscripciones procedentes de la localidad leonesa de Villalís, fechadas en los años 163 y 184 dC, en las que se conmemora el natalicio de la legión, es decir el “natalico de las águilas”, el “ob natalem aquilae”, la fecha en que la unidad militar recibió sus insignias, sus águilas: el 10 de junio del año 68. Estas dos inscripciones se pueden contemplar actualmente en el Museo de la Basílica de San Isidoro de León.
La inscripción lápida izquierda del 163, dice así:
Las “águilas” eran otorgadas a la legión mediante una significativa ceremonia religiosa en el momento de su formación como unidad de combate, celebrándose cada año el aniversario de la creación. Era el día festivo denominado, “dies natalis aquilae”, en el que se renovaban los juramentos sagrados de fidelidad.
El águila, símbolo arcaico vinculado a IOM, Iuppiter Optimo Maximo, dios supremo y protector del pueblo y ejército romano, fue el emblema más importante de la legión, mostrándose en lo alto de un mástil, siempre con las alas desplegadas y rayos en sus garras. Estaba al cuidado de la primera centuria de la primera cohorte, y era portada por el que se consideraba el legionario más esforzado y curtido de toda la legión, al que se denominaba alquilifer. Antes de entrar en combate eran perfumadas y la ceremonia se repetía si lograban la victoria, adornándose con flores y laurel. Cuando la unidad militar entraba en combate, se situaba siempre detrás de la primera cohorte, sin embargo, en los desplazamientos marchaba al frente de la legión.
Y así, en escasos segundos, vemos desfilar a la Legio VII en la clásica película Quo Vadis (1951). Tras los correspondientes timbales, cornus y tubas, y la biga tirada por caballos blancos sobre la que se encuentra el “joven” nuevo emperador Servio Sulpicio Galba, que en realidad tenía 72 años, se puede apreciar las enseñas y el águila al frente de las tropas, a punto de realizar su primera entrada en Roma a mediados de octubre del año 68.
Curiosamente, la Legio VII recibe las águilas el día 10 de junio, el día siguiente del asesinato de Nerón, episodio distinto al que se muestra el film Quo Vadis, ya que en realidad se produjo a manos de su secretario Epafrodito el día 9. Desde su creación, la legión hispana tardó únicamente 4 meses en entrar en Roma acompañando a su legati legionis y ahora emperador: Galba.
Entre el 68 y 70, la Legio VII es fiel protagonista de la convulsa historia del Imperio. Ese mismo año, en el 68, es enviada a Pannonia, la actual Hungría, cerca de la actual ciudad de Viena. Tras el asesinato de Galba en el conocido Lago Curitus del Foro, ocurrido el 15 de enero del 69, la legión se unió a la causa de Otón y se dirigió a Italia para enfrentarse al pretendiente Vitelio. Cerca de Cremona, en octubre del 69, se enfrentó a las legiones de Vitelio y en una sangrienta batalla nocturna, sufrió gravísimas pérdidas, aunque según cuenta Tácito, alcanzó en aquel momento la gloria:
“… la Legio VII, formada por Galba pocos años antes (1 año) pasó grandes apuros. Muertos seis centuriones de los primi ordines y habiendo perdido algunas insignias, Atilio Varo, centurión primpilo, con gran desgaste del enemigo, pudo conservar el águila hasta su muerte”.
Parece probable que tras esta batalla adquiera el conocido epíteto de Gemina (doble, acoplada, gemela), al sufrir una importante pérdida de legionarios, que dio lugar a reestructurarla con hombres de otras unidades.
A los pocos meses entra de nuevo en Roma bajo el nuevo emperador Vitelio, para volver durante el año 70, probablemente, a su campamento de Pannonia. Hasta el 74 se encuentra combatiendo en Germania, para seguidamente, como ya hemos señalado, trasladarse definitivamente a su campamento en León.
Sin embargo, hasta la fecha estimada de su desaparición en el 422, donde los últimos integrantes de la legión al mando de Castinus son derrotados en la Bética por los vándalos, varias unidades son enviadas a combatir en distintos momentos a numerosos puntos del Imperio. Pero eso es otra historia.
- Servio Sulpicio Galba, alfrente de la Legio VII. Fotograma Quo Vadis.
- Quo Vadis (1951).
- Aras de Villalís (León).
- Águilas y enseñas romanas. Columna de Trajano.
- La muerte de Nerón. Vasily Smirnov.
- Galba. Museo Pío-Clementino (M. Vaticanos).
. Construyendo muralla romana. William Bell Scott.
Que curioso. Hace más de 50 años que ya desfilaba la Legio VII.
ResponderEliminarScript: Curiosidades que pueden encontrarse gracias a los "poderes" de internet. Saludos.
ResponderEliminar