Existe una web turística catalana que ofrece a sus clientes distintos circuitos, con el único objetivo de mostrar la “verdadera” historia y cultura del territorio catalán. Se vende así: “Barcelona es la capital de Cataluña, y Cataluña es una nación milenaria. Nuestra nación os espera para ofreceros cultura, identidad, naturaleza y simbolismo. Si queréis conocer una auténtica visión de nuestra realidad, de nuestras raíces y de nuestra historia, venid con nosotros y os acompañaremos a través de un turismo que os mostrará todo aquello que no se explica”.
“¿Queréis ver dónde nuestros abuelos se refugiaron para salvarse de los bombardeos de las aviaciones alemana e italiana, enviada por la España fascista contra Barcelona?”, “¿Queréis saber por qué se esconde al mundo que los catalanes hicimos el descubrimiento de América?”, “¿Queréis visitar dónde España colgó durante doce años la cabeza del General Moragues (nuestro Breaveheart)?, ¿Queréis visitar donde sitúa Richard Wagner el lugar en que estaba protegido el Santo Grial por los Caballeros Templarios catalanes?”.
Por un precio entre 80 y 800 €, según integrantes y opciones, se puede conocer, como dicen, la “verdadera historia de Cataluña”. Por ejemplo, si se opta por el circuito del “descubrimiento de América”, se podrá saber de primera mano que: “Cristóbal Colón era catalán, barcelonés, miembro de la familia real que llevó a la nación catalana en su expansión por el Mediterráneo. Es en aquella época esplendorosa que nace la concepción de la nación catalana como una unidad territorial y lingüística, entre países hermanos y de igual a igual, que reúne el Principado de Andorra, el Principado de Cataluña (con la Catalunya Norte actualmente bajo el Estado francés), el País Valenciano y las Islas Baleares. Sólo la constante voluntad de aniquilar la memoria histórica catalana por parte de los españoles explica la tergiversación de la nacionalidad de Cristóbal Colón haciendo creer que era Genovés”.
La página turística también dedica especial atención a los sucesos de 1714, que se conmemoran en la famosa Diada. En aquellos fatídicos momentos y después de “un asedio sangriento de más de un año”, … “Barcelona cayó en manos españolas y la nación catalana perdió su Estado de más de 700 años”.
La "historia catalana" y esta página hablan sobre los “300 años de ocupación española” de esta manera (vamos a subrayarlo): “Desde la pérdida del Estado catalán en el 1714, hasta su próxima recuperación en el 2014, tres han sido los momentos más críticos para la supervivencia de la nación catalana, aún hoy día no asegurada: la Guerra de Sucesión en Europa (1707-1714), la napoleónica Campaña de España -o Guerra del Francés- (1808-1814) y la Guerra Civil española -o Guerra del Español- (1936-1939)”.
La visión (de visionario) catalana de la derrota de 1714 se fundamenta en hechos tergiversados, bases históricas imaginarias y “patriotas” inexistentes, como el nombrado General Moragues, declarado “defensor de la libertad de la nación catalana”, cuando simplemente es considerado un traidor y mediocre militar, defensor de la causa austracista frente a la borbónica, que nada sabía ni conocía de “causas catalanas” (fuentes de los propios historiadores catalanes: http://www.racocatala.cat/forums/fil/148583/ja-fora-hora-desmitificar-puto-traidor-general-moragues).
La verdad realmente es otra. Fue la oligarquía soberbia, ambiciosa e ignorante de Barcelona la que decidió entrar en la guerra únicamente para conseguir beneficios territoriales y económicos (¿os suena?). Gracias a la decisión de sus “dirigentes”, Cataluña fue arrasada y convertida en un campo de batalla durante 10 años, simplemente con la esperanza de poder conseguir para su único beneficio alguna merced en el caso de que triunfara el pretendiente austriaco. En la actualidad, los herederos de aquella fatal decisión, “niegan” lo ocurrido y lo trasforman en su “fiesta nacional”, invalidando y trasformando la verdad del suceso.
Aquella fue una guerra de Sucesión (no secesión, como aseguran), donde los vencedores borbónicos tenían catalanes en sus filas y los defensores de Barcelona luchaban por “nosotros y por toda la nación española” y, según el manifiesto leído al pueblo barcelonés en aquellos trágicos días, con el fin “salvar la libertad del Principado y de toda España; evitar la esclavitud que espera a los catalanes y al resto de españoles bajo el dominio francés; derramar la sangre gloriosamente por su rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda España”.
Resulta penoso como una sociedad, dirigida por un grupo de iluminados que solo buscan protagonismo, dinero y poder, se lanza a un expansionismo cultural, histórico y territorial sin ningún pudor, manipulando, inventando, adecuando o apropiándose de historia y cultura ajena, con el propósito de contar con una plataforma que de respaldo histórico a sus delirantes y egoístas pretensiones. Lo grotesco del asunto, es que no existe ni patria de 1000 años, ni héroes independentistas, ni reino, ni siquiera un himno íntegro, sin manipular, ni una bandera propia… ni tan siquiera el idioma, ya que lo que ahora se llama catalán, todavía en el siglo XIX era denominado por los propios lingüistas catalanes como limousin (de la ciudad francesa de Limoges, un dialecto del provenzal u occitano), y hasta 1913 no se fijaron las normas ortográficas que pusieron fin a decenios de disputas de como escribirlo (por cierto, suprimieron la letra ñ ¿?). Todo, como vemos, a medida de sus intereses.
Esta gran demencia por la gloria de un pasado medieval, pasa por la constante, activa y conveniente propaganda (ver los 11 principios propagandísticos de Goebbels). Como ejemplo reciente y muy conocido, citaremos al escritor barcelonés Ildefonso Falcones (¡Cuidado! … ahora con una nueva obra), que adquirió hace pocos años un gran éxito con una novela histórica muy leída: “La catedral del mar”. Ambientada en la ciudad de Barcelona del s. XIV, es una prueba más de la manipulación histórica protagonizada por todos los sectores catalanes, en este caso no por lo que cuenta, sino por lo que excluye y oculta (http://www.chunta.org/pdf/lacatedraldelasmentiras.pdf).
Encubrir u omitir la historia es falsearla. Como la tan manipulada y recurrente referencia al invencible “ejército medieval catalán”, los conocidos almogávares. Éstos componían una formidable infantería ligera de choque que existió entre los siglos XII al XIV. Esta denominación tiene su origen en la voz aragonesa “almogaguar”, que deriva del árabe “Al-mugawar” (algarada). Eran tropas mercenarias formadas por catalanes (principalmente pirenaicos), pero por supuesto también aragoneses, valencianos, mallorquines, granadinos, navarros e, incluso, hombres de las montañas de Galicia, Asturias y León. Continuamente se hace referencia a este “ejército catalán”, que combatían al grito de “¡Desperta ferro!”, pero omiten que entraban en combate gritando principalmente: ¡Aragó!, ¡Aragó!. Y es que eran tropas bajo la bandera cuatribarrada del Reino de Aragón, no de ningún otro.
Prácticamente todo es usurpado, inexacto o inventado. Un enorme, un gigantesco trampantojo, como su archiconocida catedral “gótica” y su no menos célebre “Barrio Gótico”, un auténtico parque temático.
En la red se puede encontrar información como la siguiente: “El área metropolitana de Barcelona, en la costa Mediterránea consta de varios distritos, cada uno de ellos con un estilo distintivo. El Barrio Gótico forma parte de la famosa Ciudad Vieja en pleno centro y cubre la zona desde la playa Barceloneta hasta la Plaza Cataluña, con la catedral y con edificios históricos y calles emblemáticas llenas de la historia de la ciudad … “ Todo una invención.
Actualmente, centenares de turistas recorren cada día el “Barrio Gótico” de Barcelona, es un gran éxito económico sostenido sobre una gran mentira. El movimiento cultural catalanista del XIX, denominado Renaixenca, buscó sin cesar el “pasado glorioso” de Cataluña, entre el que se debía encontrar el patrimonio histórico-artístico que no existía. Previamente, se fijaron en el Monasterio de Ripoll, por aquellas fechas en completa ruina y que se utilizaba de cantera de materiales, para dar una base sólida a su gran mentira. A finales del s. XIX se realizó una obra prácticamente nueva, de estilo “románico”, donde enterraron a sus condes y se efectuaron continuamente celebraciones y exaltaciones de la “nación catalana”. Desde entonces, Ripoll significa la prueba inequívoca de la existencia de un pasado y una grandeza artística-cultural propia.
Y es que la arquitectura demuestra la existencia de una “nación legendaria”. Al no existir edificaciones características con marchamo catalán, se la inventaron. Puig i Cadafalch, arquitecto, historiador del arte y político, diseñó un modelo a la carta de arquitectura medieval típicamente catalana, separándose, por supuesto, de cualquier parecido a la francesa o castellana, con el fin de diferenciar claramente las nacionalidades, dejando bien descrito como deberían ser las construcciones, hasta el momento inexistentes.
Según este arquitecto esta “casa” sería, “la obra arquitectónica que más refleje la manera de ser del pueblo (…). La casa siempre es el arte nacional surgido de la propia tierra”. Y así la describe: un gran portal de medio punto en la planta baja, ventanas coronellas (altas, estrechas, partidas por columnas) en la planta noble, y el último piso se remata con una galería porticada y una torre en un ángulo. En su demencia nacionalista, afirmaba que la arquitectura catalana se había paralizado desde el siglo XV cuando Aragón se unificó con Castilla, y reclamaba continuar a partir de ese momento con el proyecto histórico de la nación, recuperando el estado original de todas los restos de casas catalanas que existían, y negando la evolución histórica natural de la Edad Media que tenían ante sus ojos. En resumen, los 400 años anteriores había que olvidarlos y construir (inventarse) la historia y el arte de Cataluña durante esos más de cuatro siglos.
Diseño de la que debería y no fue: la casa catalana soñada
Con esa plantilla y línea de actuación fantaseada, arquitectos posteriores realizaron numerosas rehabilitaciones, mejor dicho, reinvenciones, comenzando por inventarse un barrio medieval en la ciudad: el “Barrio Gótico”. Se abrieron calles, se reconstruyeron casas enteras, se derribaron otras, se intercambiaron fachadas, se inventaron puentes elevados, se trasladaron columnas, se abrieron galerías, nuevas ventanas, se reorientaron edificios, … apenas nada es original. Es el “barrio que nunca existió” y de “gótico” … nada, de la primera mitad del siglo pasado (Ver detalle en: http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-371.htm). De esta manera, se crea poco a poco el parque temático del “Barrió Gótico”, del que también forma parte su conocida catedral.
Casa de los Canónigos: 1927 y después de la ¿restauración?
Palacio Berenguer de Aguilar, actual Museo Picasso: 1955 y 1964
Palacio Pignateli: 1970, nueva construcción imitación casa catalana soñada.
Falso puente gótico en la calle del Obispo: 1928
En 1890 la catedral de Barcelona, de la Santa Cruz y Santa Eulalia, ofrecía un aspecto paupérrimo y desolador, feo y sin estilo definido. No podía tolerarse, no se ajustaba a la historia que necesitaban. Antes de comienzos del s. XX, se le superpuso una fachada gótica y varios años después se añadió un cimborrio, dando como resultado un “espléndido templo gótico milenario” donde se agolpan los turistas, y los fines de semana se puede contemplar desde la escalinata de su pórtico, grupos de gente danzando al son de las populares sardanas.
Catedral: Finales del XIX y 1913
Un gigantesco decorado
Este baile tan venerado por el nacionalismo, que lo considera ancestral, no se perfila hasta el siglo XIX como música y baile único del folclore catalán. Pero esto no ha sido siempre así. Los bailes más típicos catalanes eran una primitiva sardana, pero también la jota y el “españolito”. Como en la arquitectura, los regionalistas “depuraron” las danzas que contaban con puntos en común con las del resto de España, promocionando una nueva sardana y anulando y negando el resto de danzas tradicionales, haciendo de la primera el único “baile catalán”. El creador de la sardana moderna, tal como hoy la conocemos, fue Pep Ventura a mediados del XIX, inspirándose en la ópera y en la zarzuela. Por cierto, este músico se llamaba en realidad José María Ventura Casas y había nacido en Jaén.
Pero esta locura no tiene límites. La página de turismo .cat, de la que hemos hablado al inicio, asegura que la catalanidad tiene sus orígenes en la tradición helena gracias a los griegos llegados a Ampurias en el s. VI aC. Estos griegos no llegaron directamente desde Grecia, sino que se trasladaron desde la cercana colonia de Marsalia (Marsella), pero según los creadores o promotores de esta web, esta tradición helénica, “… ha estado siempre presente y consciente en nuestra nación, y ha marcado el talante de nuestra historia como base democrática y tolerante, versus el origen del derecho romano de los españoles y franceses, de tradición impositiva y siempre cercana a la inquisitoria Iglesia de Roma.”
Los “catalanes” y griegos en el noreste
“Así pues, el espíritu griego de democracia impregnó los esplendorosos siglos X al XV en todo el Casal catalán (la corona Catalana y Occitania) con la creación de movimientos e instituciones como “Paz y Tregua” (siglo XI) o las “Cortes Catalanas” (siglo XII). Y este pensamiento animó a la Renaixenca catalana en el s. XIX como recuperación a través del arte de los orígenes helénicos de la nación.”
Nuevamente aparece en el texto la referencia al “reino que nunca existió”. Así todo, según el contenido de las anteriores afirmaciones, es de admirar como han guardado y conservado durante 2500 años la tradición tolerante y democrática griega, a pesar de franceses, españoles e Iglesia romana, partícipes, unos de la intransigencia más visceral que tiene su origen en el mundo y derecho romano, y otros del poder estricto y exigente que representa la Iglesia católica.
Gracias a esta publicación, nos enteramos que, después de transcurridos 25 siglos, los valores y el espíritu heleno que impregnaron el Mediterráneo, se encuentran únicamente refugiados y depositados en los hombres y mujeres catalanes, al haber caído todas las distintas civilizaciones mediterráneas en poder del mundo musulmán, cristiano o bajo el imperio arbitrario del derecho romano.
Esa “ascendencia griega”, hace que consideren a unas asambleas denominadas de Paz y Tregua (relativas a solucionar los actos de violencia, o deliberar sobre la interrupción de conflictos), como los antecedentes de las Cortes Catalanas, “herederas de la democracia helena”. De esta manera, la asamblea de Paz y Tregua celebrada en 1192, en la que por primera vez participa el pueblo, la consideran como la primera asamblea parlamentaria moderna, y la confirmación de que hasta aquel momento se mantenía latente en la sociedad catalana la herencia griega. Es más, el Sr. Idem., el 25 de septiembre del pasado año, realizó la siguiente manifestación: "Nos avala una historia milenaria, ser la democracia más antigua …”. Sin palabras.
Pero el asunto viene aderezándose convenientemente durante años. Como ejemplo, las declaraciones del extraordinario violonchelista, pero ignorante y abducido nacionalista, Pablo Casals que en 1971 ante las Naciones Unidas, no se le ocurrió nada más que decir: “Cataluña ha sido la mayor nación del mundo. Les diré por qué: Cataluña tuvo el primer Parlamento, mucho antes que Inglaterra. Y fue en Cataluña donde hubo un principio de “Naciones Unidas”. Todas las autoridades de Cataluña se reunieron en el s. XI en una ciudad de Francia, pero que antes era de Cataluña para hablar de paz. ¡Sí, en el siglo XI! Paz en el mundo, porque Cataluña ya estaba contra la guerra, contra todo aquello que las guerras tienen de inhumano. ¡Sí, en el siglo XI! ¡Eso era Cataluña! …. ¡Sin despeinarse el músico!
Aquí, sin ascendencia helena de ningún tipo, el rey de León, Alfonso IX, reunió en 1188 en San Isidoro las primeras Cortes Leonesas, convirtiéndose en el primer monarca en convocar un parlamento en el que conjuntamente participasen la Iglesia, nobleza y pueblo, adelantándose, no solo a las angélicas “asambleas catalanas” del sr. Casals, sino 24 años a la Carta Magna de Juan sin Tierra, considerada hasta ahora oficialmente el origen del parlamentarismo “democrático”.
Recientemente, el Diario de León, en un artículo titulado “León se juega su historia en la Unesco”, hace mención a que el próximo mes de junio el organismo internacional decidirá en París, si declara Memoria de la Humanidad los documentos existentes sobre las Cortes Leonesas de 1188.
El mismo artículo señala que esta iniciativa, que partió del leonés Rogelio Blanco, anterior director general del Libro, Archivos y Bibliotecas perteneciente al Ministerio de Cultura, tiene como fin el reconocimiento a nivel mundial del Reino de León como cuna de la democracia. No será fácil. Gran Bretaña, hasta el momento considerada “cuna del parlamentarismo”, no renunciará llanamente a ello. Lo que resulta claro, es que, decida lo que decida la Unesco, la variada documentación existente avala que las Cortes Leonesas de 1188, son el testimonio existente más antiguo del germen institucional parlamentario, a pesar de los ingleses, del músico catalán, de los nazionalistas y de no haber llegado nunca los democráticos griegos a estos parajes para dejarnos su inigualable espíritu (lo dejaron todo en las costas del noreste).
Las afirmaciones vertidas por .cat, no son el final. Estos individuos, anclados permanentemente en la mentira, viven y sobreviven de ello, de falsear e inventar tradición, costumbres, arte e historia, para hacerlas más atractivas y heroicas, a la vez que inciden en la esclavitud económica, moral e histórica a la que están y han estado “sometidos”. Pero ahora ya les conocemos y también conocemos su cantinela. Son los representantes de "la mayor mentira jamas contada".
Josep Pla, escritor y periodista catalán, inexplicablemente medalla de oro de la Generalidad, reclamaba una nueva generación de historiadores catalanes que fueran fieles a la verdad: “¿Tendremos algún día en Cataluña una auténtica y objetiva Historia? ¿Cuándo tendremos una Historia que no contenga las memeces de las historias puramente románticas que van saliendo?”. Pero no hay vuelta atrás. Es el repetido guion nazionalista del noreste peninsular, todo un bonito cuento, una inmensa mentira.
Josep Pla, escritor y periodista catalán, inexplicablemente medalla de oro de la Generalidad, reclamaba una nueva generación de historiadores catalanes que fueran fieles a la verdad: “¿Tendremos algún día en Cataluña una auténtica y objetiva Historia? ¿Cuándo tendremos una Historia que no contenga las memeces de las historias puramente románticas que van saliendo?”. Pero no hay vuelta atrás. Es el repetido guion nazionalista del noreste peninsular, todo un bonito cuento, una inmensa mentira.
- "Chrètientè d´Occident". Jerusalén 1235. Mapa Biblioteca Nacional Francia. ¿Dónde está Cataluña?
- Cristobal Colón. Barcelona.
- Toma de Barcelona por FelipeV. Proclama catalana.
- Entrada Roger de Flor en Constantinopla (fragmento). Jesús Moreno Carbonero.
- Ripoll, siglo XIX.
- Prototipo de casa catalana.
- Vistas del Barrio Gótico.
- Catedral de Barcelona. Siglo XIX y actual.
- Pueblos del noreste español.
- Discurso fúnebre de Pericles.
- Basílica de San Isidoro (claustro). León.
- Rogelio Blanco.
- Josep Pla.
- Albert Boadella.
9 comentarios:
¡Bravo!
Lo malo es que tras repetir suficientemente una mentira habrá un montón de gente que no habiendo oído otra cosa, simplemente se lo creerá.
No olvidemos que en la vida la inmensa mayoría de las verdades que consideramos ciertas las aceptamos por la fe.
Los ciudadanos catalanes preferirán creer mentiras halagadoras de su identidad que verdades vulgares. Ya lo están haciendo.
Imposible de creer...
Enrique Soto: Por supuesto. Quieras o no, ya llevan más de 150 años repitiendo mentiras. Son dos o tres generaciones viviendo entre ellas. Otra cosa sería imposible.
Gracias y saludos.
Está claro que la Historia para muchos es algo así como las recetas de cocina que cada uno las modifica a su gusto.
Triste es que Cataluña quiera basar su historia en una colección de mentiras.
Leo: Una muy buena comparación. Delante de los fogones era donde más "historias" se contaban.
Gracias y un abrazo.
Algo así me imaginaba, pero no al nivel en que cuentas. No les queda nada original, todo es un invento. ¿Existirán de verdad?
Scrip.: Solo es una pequeña muestra de lo que son capaces de crear una serie de "huérfanos" que en el XIX, se encontraron con un territorio y mucho dinero, pero sin historia. No hay problema, lo crearon todo: lengua, tradición, historia, folclore, cultura, arte, ... pero, sobre todo, engañando a las generaciones futuras. Y lo han conseguido. Explícale a los actuales aborígenes que todo es mentira, que viven en un gran escenario. Imposible, no se lo creerán. Todo está inventado por la "nación ocupante". Saludos
No me puedo creer lo que cuenta. Engañan a los nativos, pero en el fondo también a nosotros. Me tragué todo el barrio gótico como si fuera la muestra universal de la arquitectura medieval ciudadana. Es un decorado!
Fonsado me gusta tu artículo pero el mapa inicial no puede ser de 1232, es imposible:
a)El Condado de Cataluña no era parte del Reino de Francia.
b)Menorca no fue ocupada por Aragón hasta 1287.
c)Los mapas medievales, hechos en el siglo XIII no eran tan perfectos, en todo caso puede ser un mapa del XIX, hecho un cartógrafo poco serio.
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