"Lumiere Naturelle". Trabajo alumnos de arquitectura de Granada, inspirada en la música de Enrique Morente (Agua, luz, arquitectura y música.) YouTube - karvynn.
El Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, concedió el Premio de Arquitectura Española 2003 (no confundir con el Premio Nacional de Arquitectura otorgado por el Ministerio de Fomento), al Auditorio Ciudad de León. Esta obra también fue finalista en el mismo año, del prestigioso Premio Mies van der Rohe de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea, y de la VII Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo, conocida como BEAU.
El Premio de Arquitectura Española, de carácter bienal, tienen como objetivo dar a conocer las obras de arquitectura que se realizan en España y que, a juicio del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, se consideren merecedoras de reconocimiento por su calidad, singularidad e innovación.
El Premio de Arquitectura Española, de carácter bienal, tienen como objetivo dar a conocer las obras de arquitectura que se realizan en España y que, a juicio del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, se consideren merecedoras de reconocimiento por su calidad, singularidad e innovación.
En la concesión del galardón al Auditorio Ciudad de León en el año 2003, el Colegio Superior de Arquitectos consideró, de un modo técnico, lo siguientes extremos sobre el edificio:
“Se resalta la activación de los mecanismos de inserción del edificio en casco consolidado, haciéndole convivir de forma natural con edificios históricos. El edifico aporta nuevos y contundentes recursos plásticos al problema esencial de la "caja" en la Arquitectura contemporánea y separa una "piel" externa como plano activo de la fachada, dando autonomía a los elementos compositivos y coherencia a los lenguajes constructivos y espaciales mediante el empleo rítmico de las series de luz utilizando variaciones cromáticas y tectónicas internas y externas.
Para la resolución firme de los diálogos espaciales, en este proyecto se acude a una inteligente utilización de elementos arquitectónicos, escalas y promociones utilizados con la brillante sensibilidad de una partitura musical compleja y lúcida.”
La obra está concebida en dos piezas separadas, articulándose en dos volúmenes claramente diferenciados en forma, tamaño y funciones. El principal, más elevado, discreto y sobrio al exterior, con invocaciones corbuserianas, acoge en su interior la sala sinfónica, totalmente recubierta de madera, con un aforo para más de 1000 personas y en un espacio bifocal que entra en juego dependiendo del espectáculo.
El recinto dedicado a exposiciones, ocupa el segundo cuerpo y es la “cara” del edificio. Se trata de un prisma horizontal, distorsionado del anterior y mirando hacia la Plaza de San Marcos, con una fachada inconfundible y muy expresiva, compuesta de ventanas que hacen recordar la estética cubista de Picasso o Braque. Estos vanos, que se incrementan en número en dirección al suelo, se distinguen entre ellos por tres factores importantes: su tamaño, su perímetro y su proyección geométrica abocinada hacia el exterior.
El edificio resalta, como se menciona en el galardón, por su magnífica integración en el paisaje urbano y su perfecta convivencia con los edificios históricos cercanos, en este caso con el Parador Nacional de San Marcos, uno de los monumentos más importantes de Renacimiento español y prototipo del estilo plateresco. Los artífices de la obra comentaron que la edificación rinde homenaje al concepto de Ortega y Gasset de “ver y ser visto” y al origen romano de la ciudad de León, empleando grandes piezas de mármol travertino en su construcción.
El Auditorio Ciudad de León, inaugurado en 2002, es obra del estudio de arquitectura: Mansilla + Tuñón Arquitectos. El trabajo de los dos arquitectos madrileños Luís M. Mansilla y Emilio Tuñón, determinado por la pureza de líneas y el juego con volúmenes, es reconocido internacionalmente a pesar de que la práctica totalidad de su obra se encuentra en España. Muestra de ese reconocimiento son los premios obtenidos fuera de nuestras fronteras y su elección, junto con otros 53 arquitectos del todo el mundo, para una exposición en el MOMA de Nueva York, donde los edificios leoneses fueron protagonistas.
La pareja de arquitectos Mansilla-Tuñón ha recibido en estos últimos años varias e importantes distinciones, como el premio COACV (2000), el Excellent Work Award (2000), el primer premio de la bienal de arquitectura iberoamericana (1998), el Architectural Digest (2009), el VIA (2006), el Saloni (2007), el de Fundación CEOE (1997), el Aplus en 2011 y el Foment de les Arts Decoratives que se les otorgó en tres ediciones (2001, 2007 y 2011). Todos estos premios les abrieron las puertas de los grandes centros universitarios estadounidenses como Princeton y Harvard. En Europa colaboraron con la suiza Ecole Polytechnique Federale de Lausanae y la Städelschule de Fráncfort.
El pasado 22 de febrero, una noticia conmocionaba el mundo del arte y la arquitectura. Luís Moreno Mansilla fallecía repentinamente en un hotel de Barcelona a los 53 años. Formado en el estudio de Rafael Moneo y considerado como uno de los arquitectos españoles con una de las trayectorias más brillantes y prometedoras, en apenas dos décadas y junto a su compañero Miguel Tuñón, renovó el panorama arquitectónico español en busca de “ideas y soluciones claras y sencillas”.
Los materiales han sido una parte muy importante en sus obras, que se integran a la perfección en el paisaje y el urbanismo. Sobresale la monumentalidad de sus espacios y, sobre todo, el juego de luces y sombras con el que buscan un fuerte impacto visual. Todos estos condicionantes son inconfundibles en los dos edificios leoneses.
Luís M. Mansilla y su socio Emilio Tuñón, han hecho realidad proyectos que resultan verdaderos iconos en el panorama de la arquitectura española: Museo de Arte Contemporáneo de Castellón, el Centro El Águila de Madrid, el Museo de Zamora, Centro Documental de la Comunidad de Madrid, Centro de Artes Visuales Fundación Helga de Alvear, propuesta para ampliación del Centro de Arte Reina Sofía, el Hotel Atrio de Cáceres, … pero ninguno tan sobresaliente como el Auditorio Ciudad de León, del que hemos hablado y, sobre todo, el Museo de Arte Contemporáneo, conocido como MUSAC.
Según comentó en alguna ocasión Luís Mansilla, a León llegaron por casualidad. En los años 90 se presentaron a un concurso de ideas para la construcción en la ciudad de un edificio multiusos formado por un auditorio y un centro de arte. Con el tiempo, el proyecto se fraccionó y acabaron diseñando dos edificios que, al final, serían sus dos obras más emblemáticas: el Auditorio Ciudad de León y el Museo de Arte Contemporáneo.
Por esta última obra fueron galardonados en el año 2007 con el Premio de Arquitectura Contemporánea Mies van der Rohe, considerado el Nobel de arquitectura, concedido por la Unión Europea y la Fundación Mies van der Rohe, imponiéndose a 272 proyectos presentados, entre los que destacan los significativos: Centro de Artes de Sines en Portugal, el Museo de Mercedes-Benz en Stuttgart y el edificio “Veles e Vents” de Valencia.
El MUSAC resuelve constructivamente un área destinada a la cultura. Como dijeron sus autores, “soluciona el vínculo entre el hombre y los pensamientos, buscando un espacio donde el arte se sienta cómodo”. El proyecto, además, consigue desarrollar un nuevo comportamiento a la hora de abordar y exhibir el arte del siglo XXI.
Aunque la fachada resulta de lo más impactante, su interior, construido de hormigón blanco, es una bella muestra de una geometría compleja que utiliza cuadrados y rombos isósceles en una retícula a imitación de antiguos pavimentos, como se puede apreciar en la imagen aérea. Esto permite una flexibilidad total en el manejo de los distintos espacios, consiguiendo así un “sistema expresivo”, gracias también, a la existencia de vestíbulos, lucernarios, entreplantas y patios.
La ausencia de áreas de circulación como pasillos o distribuidores, permite al visitante definir su propio recorrido. La combinación limpia y sencilla de hormigón blanco en el interior y de grandes paños de vidrio en el exterior, marcados por líneas horizontales de acero laminado, transmite una imagen contemporánea, mientras que la parte frontal del edificio, contiguo a una pequeña plaza y realizada a base de vidrios de colores, evoca, como luego veremos, el patrimonio de la ciudad.
En todo su perímetro existe espacio público que se moldea a partir de las fachadas, que cambian constantemente de dirección a lo largo del desarrollo del Museo y que en ocasiones conforman zonas ajardinadas. Lamentar que, recientemente, le han adosado en el lado norte, uno de esos parques infantiles comprados por docenas y “encarcelados” con las típicas vallas de madera, que lesiona, innecesariamente, la perspectiva de la obra (¿no había otro lugar?).
El “movimiento ondulante” del plano del edificio, contrasta con la ingeniosa y conocida imagen exterior, compuesta por más de 3.351 vidrios stradip (acristalamiento de seguridad), de ellos 2.719 traslúcidos, sostenidos por más de 500 vigas de hierro, que hacen que el edificio presente una tonalidad distinta, cambiante, según el reflejo de la luz solar sobre los paneles. La parte de color, que resulta espectacular, se encuentra en la fachada y forma una sección cóncava que sorprende al visitante según se va acercando a la entrada, sintiendo como el Museo le va envolviendo dentro de ese espacio de acristalamiento colorista. Es la “claridad tectónica”, de la que habla el jurado del Premio.
Ese colorido enlaza a través del tiempo con las vidrieras de la Catedral. El mosaico de vidrios de 37 colores distintos, ha sido digitalizado utilizado un panel (“El Halconero”) de los once que componen una de las vidrieras más antiguas de la Catedral, concretamente del s. XIII, la quinta de la serie alta de la nave central del lado norte, que retrata varias escenas de cacería, cinegéticas y circenses, y conocida como “La Cacería”.
La elección resulta sorprendente y magnífica. Los arquitectos han escogido una curiosa vidriera laica, que refleja las aficiones existentes de la Corte del Reino de León en el s. XIII. Se supone que, por los temas que contiene, formara parte del palacio real leonés destruido en el siglo XIV, siendo trasladada a la catedral para cubrir uno de los huecos en la parte norte.
Una vez enumerados y separados todos los colores de la vidriera, se obtuvo el porcentaje de cada color en el conjunto, colocando los colores en gama tipo RAL (como las cajas de lápices de colores). Luego, simplemente, se instalaron tantos vidrios de cada color, como indicaba el porcentaje calculado del vitral del en El Halconero. Este personaje y puestos a imaginar, pudiera tratarse de la figura de aquel Juan Sarmiento que el rey Alfonso IX de León, a principios del s. XIII, tenía a su servicio como halconero real, un cargo que con el tiempo llegó a ser uno de los más considerados de la Corte, con importantes derechos, retribuciones y prebendas.
En las dos obras leonesas, el objetivo concebido por los dos arquitectos ha resultado muy positivo. Ninguna de las dos deja indiferente al espectador, aunque existen quejas sobre la utilidad del Auditorio o no se llegue a comprender el “contenido” del MUSAC. Gracias a la obra espléndida de Tuñón y Mansilla, León puede presumir de poseer dos obras contemporáneas que destacan a nivel internacional, y que vienen a completar la “historia arquitectónica” de la ciudad: desde su origen, con el espectacular recinto amurallado romano, hasta estas dos obras vanguardistas y reconocidas del s. XXI. Lo lamentable, la inexistencia de un proyecto integral que promocione este aspecto.
El malogrado Luís Mansilla comentaba que la arquitectura había tomado el relevo de la pintura, precisamente porque tiene la ventaja de estar siempre en contacto con la gente, que la ve como un arte muy cercano, muy suyo. En la ejecución de las dos obras leonesas, no solo tuvo presente la versatilidad de los edificios, sino que consiguió espacios del siglo XXI que se integran y cautivan a la ciudad, muy marcada por su barrio antiguo y su Catedral. Por eso, Mansilla confesaba que le encantaba que la gente escogiera la fachada multicolor del MUSAC o la geométrica del Auditorio, como fondo, como paisaje, para fotografiarse. Desde aquí, nuestro pequeño reconocimiento al artista que entendió la ciudad y su gente, su presente y su pasado, que contribuyó a su crecimiento artístico como ciudad y que siempre reconoció que, “León les había dado mucha suerte”.
- Auditorio Ciudad de León. Recinto Sala de Exposiciones. Mansilla + Tuñón Arquitectos.
- Auditorio Ciudad de León. Recinto Sala Sinfónica (interior). Mansilla + Tuñón Arquitectos..
- Auditorio Ciudad de León. Luces y sombras.
- Auditorio Ciudad de León. Vista general de las dos salas.
- Arquitectos: Luís M. Mansilla y Emilio Tuón.
- Luís M. Mansilla.
- Museo de Arte Contemporáneo - MUSAC. Mansilla + Tuñón Arquitectos. Foto "Desván de la Imagen".
- Entrega del Premio Mies van der Rohe (2007). Foto Diario de León.
- MUSAC. Panorámica aérea Zetacinco.
- Plano MUSAC (volúmenes).
- Vidriera de la Cacería. Catedral de León.
- Vitral de El Halconero (Vidriera de la Cacería). Catedral de León.
- MUSAC. Panorámica fachada.