viernes, 11 de noviembre de 2011

Picos de Europa: Valle de Sajambre



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Con la llegada del otoño vuelve la propuesta de realizar una nueva ruta por la montaña leonesa. El lugar elegido este año, está incluido dentro de uno de los paisajes más interesantes de toda la Península: el Parque Nacional de Picos de Europa, concretamente por las alturas que rodean el Valle de Sajambre, en el noroeste de la provincia de León.

El Parque Nacional de Picos de Europa se constituye en 1995, si bien su Macizo Occidental es ya declarado Parque Nacional por el rey Alfonso XIII en 1918, con la denominación de Parque de la Montaña de Covadonga. La cadena montañosa de los Picos de Europa se forma y surge en el centro de la propia Cordillera Cantábrica, que es mucho más antigua, diferenciándose y destacando por su constitución caliza que ha facilitado su modelado y actual aspecto como consecuencia de la fuerte erosión y glaciación del Cuaternario.

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Aunque todo el paisaje del Parque Nacional resulta impresionante por sus grandes alturas, en su interior destacan tres cadenas montañosas bien diferenciadas con picos que sobrepasan los 2500 metros: al oeste el Macizo Occidental o Cornión, que se enmarca entre los ríos Sella y Cares y es el más extenso; los Urrieles o Macizo Central, entre los ríos Cares y Duje, el más vertical y agreste, y el Macizo Oriental, también llamado Macizo de Ándara, situado entre el Duje y el Deva, de menor extensión y de niveles muchos más suaves que los anteriores.

Su etimología siempre ha sido curiosa y discutible, formando parte de la mitología y leyenda. Se les identifica con el legendario “Monte Vindio”, en el que según el historiador romano Floro, los pueblos norteños se refugiaron perseguidos por las legiones romanas, mientras aseguraban  
Ruta Vadiniense 01que allí "antes habían de subir las olas del mar que las armas de Roma”. La versión más bella sobre su denominación forma parte de la mitología. Se cuenta que un príncipe llamado Astur, desposa a Europa sobre el impresionante altar que suponen estas montañas, después de burlar al poderoso Júpiter que la había raptado.

Otra explicación la encontramos en la toponimia prerromana: ur y opa. Estos son dos términos que significaban agua, por lo que los pobladores de estas cimas las denominarían Montañas de Agua. Resulta una interesante opción, pues estas cumbres se caracterizan precisamente porque su constitución caliza absorbe y filtra con rapidez el agua de la lluvia y nieve, para restituirla convertida en ríos caudalosos, curiosamente, lejos de los macizos.

Sin embargo, la versión más extendida sobre el origen del nombre se fija en el ámbito marino, al ser el primer punto de tierra que distinguían los marineros en el horizonte cuando se acercaban desde el norte a los puertos cantábricos.

El 22 de octubre, a primera hora de la mañana, salimos desde León hacia el este en dirección a Mansilla, para inmediatamente dirigirnos al norte por la denominada Ruta Vadiniense, que recibe su nombre de los pobladores prerromanos de la zona. Durante la Edad Media esta ruta fue el acceso tradicional a Picos de Europa, por constituir una importante vía peregrina que unía Santo Toribio de Liébana, lugar de veneración del Lignum Crucis, con la ciudad de León, punto esencial en el Camino de Santiago.

Pantano Riaño

Al llegar a Riaño, el paisaje nos recibe con unas imágenes sorprendentes. Somos testigos del asombroso fenómeno de la formación de la niebla de vapor, mientras transitamos por las márgenes del pantano que rodea la población. El aire frio se desliza sobre las aguas más cálidas dando origen a una fuerte evaporación superficial, que se eleva y se condensa debido a la temperatura más baja en altura, pareciendo que surge vapor de la superficie del agua. A esa hora de la mañana, el sol se filtra por entre la nieblIMGP1238a que se eleva en grandes cúmulos o en pequeños jirones, iluminando y trasformando el ambiente con una mágica luz dorada.

Unos kilómetros más adelante, dejamos la tradicional Ruta Vadiniense, para entrar en el Parque Nacional por el puerto de Panderruedas, a 1450 m., paso natural en la divisoria de los valles leoneses de Valdeón y Sajambre. Este paso de montaña fue utilizado frecuentemente por los romanos como lugar estratégico en su asedio y conquista del norte peninsular.

En el Puerto de Panderruedas, desde donde comenzará la ruta, existe una pequeña área de aparcamiento y descanso que resulta idónea para una tranquila preparación y avituallamiento. Tras la espectacular niebla que nos acompañó al atravesar el pantano, la mañana ahora resulta espléndida, y en la distancia, hacia el este, los macizos rocosos de Picos parecen cobrar más fuerza al contrastar el color gris de sus calizas, acentuado por el sol temprano, con el verde-rojizo de laderas, valles y bosques. Y es que, como hemos dicho al principio, la panorámica de Picos constituye, sin duda, uno de los motivos paisajísticos españoles más sorprendentes y espectaculares.

Ruta 2

Desde el puerto iniciaremos la ruta dirigiéndonos al norte y, sin llegar a entrar en el Macizo Occidental, bordearemos los Picos Valdelafuente en dirección al refugio de Vegabaño, para después, girando hacia el sur, alcanzar Soto de Sajambre y finalizar en Oseja. Una ruta casi circular por el suroeste del Parque, que tendrá como protagonista principal el Valle de Sajambre, y que trascurrirá únicamente por tierras leonesas.
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Popularmente se considera que los Picos de Europa están vinculados únicamente con Cantabria o Asturias. Mientras asturianos y cántabros durante el s. XX vendieron magníficamente el “producto Picos" y lo hicieron suyo, León se sumió en la desidia e indolencia. Ahora resulta difícil defender y divulgar, que la provincia de León es la que posee la mayor extensión del Parque Nacional, con parte del Cornión y los Urrieles, y las alturas más importantes y espectaculares de los tres Macizo: Torre Cerredo (compartida con Asturias), Peña Santa, Torre Llambrión, Tiro Tirso, Torre de Casiano de Prado y Torre Llastria, además de dos de los valles más interesantes: Sajambre y Valdeón.

Piedrashita

Pasadas las 10 de la mañana nos ponemos en camino en dirección norte, cruzando la pradería habilitada para el esparcimiento y disfrute del entorno. A escasos metros, un bosque de hayas y grandes robles flanquean el camino hasta alcanzar el Mirador de Piedrashitas, una balconada de cemento de escaso gusto, a 1500 metros de altura sobre el Valle de Valdeón. Desde allí se divisan en la lejanía las más cercanas e importantes elevaciones calizas del Cornión y los Urrieles, todas alturas leonesas: de derecha a izquierda, Torre Diego Mella, Torre Delgado y Torre Peñalba; la depresión del Collado de Valdeón: en el centro, Torre de Salinas, Torre del Friero y Torre Ciega; más cercanas, a la izquierda, ya en el Cornión: Torre Bermeja, los Moledizos y Peña Santa.
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Abandonamos el mirador por un sendero bien marcado que continua hacia el norte, por un pequeño bosque que se extiende todavía por la vertiente del Valle de Valdeón, faldeando las alturas del Camborisco. Lentamente, el bosque  va abriéndose y emergen los roquedos junto con retamas, helechos y brezales, en los que, a pesar del otoño, aún podemos ver alguna que otra floración.

Al llegar al pequeño curso del Guayes, hoy completamente seco por un verano sin lluvia, el camino tuerce a la izquierda en pendiente muIMGP1295y pronunciada hacia el Collado Viejo a 1638 m, límite geográfico entre Valdeón y Sajambre, dejando el Pico Piedrashitas a la derecha.

Alcanzado el altozano, un bando de perdices pardillas, propias de la Cordillera Cantábrica y adaptadas a las grandes alturas, desaparece rápidamente al observar nuestra presencia. Desde Collado Viejo ascendemos por la vertiente sur de la Cerra del Centenal, curiosamente formada por rocas  conglomeradas a base de canto rodado y guijarro, llamadas “pudingas”, que resulta excepcional en este mundo de enormes calizas.

En las paredes del Centenal, sobre los conglomerados, observamos la abundante presencia de líquenes crustáceos que viven fusionados a la superficie de la roca otorgándola una coloración amarillo-verdosa. Estos líquenes, como la mayoría de ellos, son organismos excepcionalmente resistentes a las condiciones ambientales más adversas, siendo capaces de colonizar los más dispares e inverosímiles ecosistemas.

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Sin coronar el alto, bordeamos la Cerra del Centenal por el oeste, hacia el valle de Sajambre. La vegetación aumenta, vuelven los robles, hayas y servales, prácticamente “quemados” por la importante sequía que ha dejado al otoño sin la explosión de color tan habitual y característica en los bosques montanos leoneses. La triste desnudez de los árboles, se compensa con la siempre y Pico Jario curiosa estampa que supone la proliferación sobre los árboles de las comúnmente conocidas como “barbas de capuchino”, líquenes que se encuentran normalmente sobre robles y hayas en lugares limpios y no contaminados, y que aquí se muestran con abundancia.

A nuestra izquierda la majada de Porqueras que discurre hacia el valle y por la que sobrevuelan pausadamente varios ejemplares de buitre leonado. De frente, un importante cordal formado por los Picos de Valdelafuente, con Peña Blanca, Pica Samaya y el Pico Jario (1909 m.). Este último no destaca por su elevación en este océano de grandes alturas, pero resulta muy interesante por su estratégica posición, permitiendo disfrutar de un espléndido paisaje del Valle de Sajambre, por lo que resulta uno de los oteros más visitado en esta zona. Aprovechando su cercanía, algunos optan por su ascensión realizando una ruta alternativa desde Collada Blanca y que, tras conseguir la cima, descender para alcanzar al resto del grupo en el refugio de Vegabaño.

Composición exterior 
La máxima altura de la ruta la alcanzamos en Collada Blanca, a 1795 m. Una corta parada para reponer fuerzas y admirar, en dirección este, el formidable grupo de calizas del sur 
IMGP1362del Cornión, formado por Torre Bermeja, Los Moledizos y Peña Santa.

Iniciamos el descenso por un sendero poco marcado hacia el nacimiento del río Dobres, sin gota de agua lo mismo que la mayoría de los regatos que bajan de lo alto. En la Horcada de Dobres, ya a 1550 m., repleta de acebos y todavía con restos de la limpieza selectiva de raíces, el camino se orienta al este en dirección al refugio de Vegabaño.

Para llegar a la majada de Vegabaño hay que cruzar una parte del enorme bosque de Salambre, un extenso y frondoso hayedo con ejemplares altos y espléndidos, pero también con troncos retorcidos y caprichosas formas. Se sitúa entre los 1ooo y 600 metros de altura y, a pesar de las talas y el constante pastoreo, se encuentra excelentemente conservado.

Lo componen casi en exclusiva enormes hayas que únicamente permiten en su interior el desarrollo de especies arbustivas como retamas, brezos, arándanos, acebos, anémonas de bosque oHayedo violetas. En sus límites, donde su influencia es menor, se pueden observar pequeños robles, abedules, acebos y servales, y algún que otro cerezo silvestre y avellano. Todos en reducido número, porque estamos en el reino impenetrable y exclusivo del hayedo.

La ausencia de luz directa, la alfombra de hojas doradas, el silencio, la quietud, los salientes calizos con su alfombra verde de musgo y líquenes, y el juego de tonalidades verdes, rojizas, marrones o amarillas, componen el cautivador encanto del haya y el misterioso poder que hace de estos bosques un mundo sorprendente. Es el imperio de la fantasía.

Cuentan, que en el siglo XVI, durante el reinado de Felipe II, época de gran  demanda de  enormes buques, las quillas y los grandes mástiles de los barcos de la armada española se escogían y salían del bosque de Salambre. Y no es de extrañar, ya quIMGP1373 2e hemos podido contemplar algunos ejemplares que por su altura y rectitud, resultan ciertamente sorprendentes.

Según descendemos el bosque se va abriendo dejando paso nuevamente a las montañas  y, a lo lejos, la majada de Vegabaño. Situada a 1432 m., Vegabaño es una enorme pradería rodeada de bosques de hayas y de los farallones de la zona sur del Cornión. Un lugar espectacular en el que verdaderamente se descubre la belleza de la naturaleza en estado puro.

En el siglo pasado, era el lugar donde los pastores de Soto de Sajambre pasaban grandes temporadas durante la primavera
Refugioy el verano, dedicados al pastoreo. Ese es el motivo de las numerosas cabañas, hoy restauradas, que salpican toda la majada y que ahora están dedicadas al esparcimiento. Allí también se encuentra el conocido refugio de Vegabaño, con una capacidad para 35 personas y en el que además existe un servicio de comidas, aseo y un pequeño bar. Cuenta con la posibilidad de contratar guías de montaña o profesores en escalda y cartografía. Desde el refugio se pueden realizar varias actividades de aventura: escaladas en hielo o roca, trekking, o esquí de fondo o travesía.

Vegabaño Peña Santa

Vegabaño es también el mejor lugar para contemplar una de las cumbres más alta de los Picos de Europa y la más elevada del Cornión: Peña Santa, con 2596 m., una brutal pared caliza que se muestra al este de la majada. Es una montaña distante, solitaria, al margen de las conocidas y  famosas cimas del Macizo Central. Y es que, según cuentan, estamos ante una de las montañas más bellas y pretendidas de toda la Península por su soledad, sus prodigiosas rutas de escalada, muy complicadas, y un entorno inigualable. Es la “Señora del Cornión” y aunque  menos conocida que el célebre Naranjo de DSC_0207Bulnes, éste con menos altura (2519 m.), para los amantes y expertos de la escalada, si el Naranjo es considerado el “Rey de Picos de Europa”, Peña Santa, sin duda, debe ser la reina.

Tras un descanso en el exterior del refugio, nos encaminamos hacia el oeste, dirección a Peña Beza, cruzando la enorme pradería en la que la noche anterior una abundante manada de jabalíes dejaron muestras de su presencia, levantando enormes tapines en búsqueda de raíces o bulbos.

Continuamos nuestro camino hacia Soto de Sajambre tomando una vía  carretera que en algunos tramos coincide con la antigua senda. Vuelve el bosque de Salambre y las enormes hayas que se elevan desde las profundas hondonadas sobrepIMGP1406 2asando con creces el camino que seguimos. A 500 metros abandonamos la pista siguiendo las indicaciones, tomamos un camino que sale a la derecha y que nos llevará a Soto por las sendas tortuosas (Camino Viejo) de las laderas del monte Agüedes, hasta llegar al exiguo curso del río Agüera. Un desnivel de 400 metros que resultará rompedor.

A las 4 de la tarde llegamos a Soto de Sajambre,  uno de los pueblos de la montaña más interesantes y que hubiese merecido una visita más pausada. Las  construcciones del pequeño pueblo, la mayor parte rehabilitadas, mantienen la tradición constructiva de la montaña leonesa con exquisito gusto, manteniendo sus típicos corredores volados, a la vez que se recubren y  adornan de plantas y flores de temporada.

Casa de los tiros
No puede faltar el hórreo característico de la montaña leonesa a cuatro aguas, cuya función principal era la conservación de los alimentos, poniéndolos a salvo de roedores, de la nieve y la humedad. En el  Valle de Sajambre aún se conservan 30 ejemplares. Pero el pueblo tiene más puntos de interés. La Casa de los Tiros la encontramos nada más entrar desde Vegabaño, edificio conocido porque mantiene en su fachada las huellas de los impactos de bala que sufrió durante la Guerra Civil, mientras fue puesto de mando del bando nacional.

Interesante es su iglesia, reconstruida a finales de XIX, que cuenta con un retablo barroco y una talla de la Virgen del s. XVII, conocida como la Virgen del Pópulo. Pero lo que verdaderamente llama la atención es su antigua escuela, hoy museo. Un vecino de Soto que hizo fortuna en México, construyó en 1906 un enorme edificio que dedicó a escuela, dotándola, nada Escuela, foto de menos, de un gabinete de ciencias y de los materiales didácticos más modernos de la época: gramófono, teléfono, proyector, telescopio, radio, colección de minerales, etc., además de una interesante biblioteca. Toda una batería de material pedagógico inédito, que además se complementó con un método de enseñanza muy progresista para la época.

Dejamos Soto de Sajambre y nos dirigimos hacia Oseja, siguiendo, en principio, la estrecha carretera. Nada más finalizar el caserío, abandonamos la calzada y cruzamos el río Agüera, para continuar por el antiguo camino que unía los dos pueblos y que en un primer momento acompaña el curso del arroyo por su margen izquierdo, rebosante de nogales y avellanos.

Oseja de Sajambre
El sendero se aleja del río internándose por el monte Llamazal, serpenteando por sus laderas y siempre en permanente subida, hasta llegar a la majada de Porrachín desde donde se tiene la primera vista de Oseja de Sajambre, con el conocido Pica Ten, de forma piramidal, al fondo.

Una reciente noticia ha sorprendido positivamente a los habitantes del valle y ha tenido un importante eco a nivel provincial y nacional, desde que el pasado año, se publicara el controvertido e interesante libro del jesuita e  historiador Eutimio Martino, titulado "Si yo tuviera pluma (Cervantes in situ)". En el trabajo de investigación, el autor pretende demostrar que el pueblo de Oseja de Sajambre es la cuna de Miguel de Cervantes, y que la conocida como la "casa del conde", hoy en ruinas, pudiera haber sido el solar familiar  del universal escritor.

Son ya más de la 5 de la tarde cuando entramos en la localidad por la ermita de San Roque. Al lado, existe un pequeño mirador desde donde se aprecia una panorámica de Oseja y su magnífico entorno. Desde allí, nos encaminamos al centro de la población, donde nos espera, aunque un poco tarde, una buena mesa y mantel que servirá para dar fin a un extraordinario día.







- Torre del Friero, los Urrieles, desde Panderruedas.
- Los tres Macizos de Picos de Europa.
- Ruta Vadiniense.
- Pantano de Riaño. 22 de octubre de 2011, 9:30 horas.
- Puerto de Panderruedas.
- Itinerario ruta.
- Mirador de Piedrashitas.
- Perdices pardillas. Cordillera Cantábrica.
- Cerra del Centenal: líquenes sobre pudingas.
- Hayas y barbas de capuchino.
- Picos de Valdelafuente. Pico Jario.
- Bermeja, Moledizos y Peña Santa, desde Collada Blanca.
- Bosque de Salambre.
- Idem.
- Majada de Vegabaño. Al fondo Peña Beza.
- Refugio de Vegabaño.
- Bermeja, Moledizos y Peña Santa, desde Vegabaño.
- Peña Santa.
- Hórreo. Soto de Sajambre.
- Casa de los Tiros. Soto de Sajambre.
- Escuela 1906. Soto de Sajambre.
- Oseja desde el Porrachin.
- Casa del Conde. Oseja de Sajambre.
- Video You Tube: "Ella" (pianistaitaliano).
- Fotografías: Jacinto, Javier, Carlos, Coca, Mar y Paco.

7 comentarios:

América dijo...

Buenas tarde Fonsado.
Absolutamente un acierto la proyección de diapositivas,el acompañamiento musical exquisito, compones una hermosa presentación de instantáneas de la excursión, algunas mágicas y plenas de arte.

Lo has escrito todo,permiteme quedarme con la referencia de la versión más bella sobre su denominación forma parte de la mitología.La de un príncipe llamado Astur que desposa a Europa ''sobre el impresionante altar que suponen estas montañas, después de burlar al poderoso Júpiter que la había raptado.''
Lo siento amigo la pieza musical espectacular y las imágenes desbordan la entrada y mi atención que anclada en las mismas.
Cuéntame de "ELLA"(pianistaitaliano)

Bellísima entrada de un lugar que adoro.Esos Picos que he podido ver en persona aun cuando no tan profundamente como ustedes.

Un abrazo directo.

América dijo...

Claro!!! Por fin ha llegado el tema a mi memoria de Charles Aznavour!...jajaja.

Leodegundia dijo...

Una manera maravillosa de describir esta excursión de la que muchos lugares no me son ajenos. Las fotos estupendas que muestran al que no lo conoce la hermosura de los Picos de Europa que como bien dices no pertenecen solamente a Cantabria y a Asturias si no también a León.
Por las fotos se aprecia que tuvisteis suerte con el tiempo.

Un saludo.

Mar dijo...

Fue una jornada en la que disfrutamos de estas “joyas” naturales que debemos divulgar.
La vista de la niebla sobres las aguas del pantano fue sorprendente, impresionante los farallones de los macizos de la Cordillera y la riqueza cultural que hay en estos pueblos a pesar del aislamiento geográfico…
De todo ello dejas constancia con las fotos que has incorporado en esta entrada.
Enhorabuena
Un abrazo

fonsado dijo...

América: Si conoces y has estado en Picos de Europa y además has tenido la fortuna de disfrutar de buen tiempo, ¿qué te puedo contar?
Espero que gracias a esta entrada, hayas recordado la experiencia de tu visita a uno de los lugares más bellos del norte de España, que encierra mil y un espacios inigualables.
Un fuerte abrazo.

fonsado dijo...

Leo: Como buena conocedora de la zona, veo que valoras el buen tiempo que resulta imprescindible para disfrutar de Picos.
Como puedes apreciar en las fotografías el día fue extraordinario.
Un abrazo.

fonsado dijo...

Mar: Una “crítica” interesante por la valoración positiva, cuando se conocen las carencia y dificultades fotográficas.
Algún día (por fin) conseguiremos un buen y completo "material", que nos evite muchas dificultades.
Gracias por el comentario.
Abrazos.