- Anagrama República francesa.
- La Libertad guiando al pueblo. Eugene Delacroix.
- Juan de Mariana. Anónimo.
- Enrique III de Francia. Anónimo.
- Enrique IV de Borbón, Rey de Francia. Mytens
- Moneda francesa.
Aunque en estos momentos tan delicados el vocablo puede dar lugar a un fácil juego de palabras, puteal es un término latino cuyo significado es pozo. Esta obra que data del siglo I aC., corresponde a un brocal de pozo, tallado en una pieza de mármol blanco cuya superficie cilíndrica exterior ofrece en relieve el conocido pasaje mitológico del nacimiento de Atenea.
Aunque de factura romana, se desconoce su lugar de procedencia. La primera noticia que se tienen de la estructura, es que formaba parte de la importante colección de escultura que había reunido la reina Cristina de Suecia.
A su muerte, la colección de disgrega y pasa por distintas manos, hasta que a comienzos del siglo XVIII, Felipe V compra una parte de aquella colección de obras, entre las que se encontraba el puteal, al príncipe de D´Erba, con el fin de decorar el palacio de la Granja de San Ildefonso que en aquellos momentos se hallaba en construcción.
Allí estuvo hasta que el monarca Carlos III ordenó su traslado al palacio Real de Aranjuez. Posteriormente, con la reforma dispuesta en 1816 por Fernando VII del palacio del Real Sitio de la Moncloa, el brocal se trasladó hasta allí para adornar sus jardines. Su hija, Isabel II, cedió la propiedad de la Moncloa al Ministerio de Fomento y el puteal quedó olvidado. En 1868 Juan de la Rada, conservador del Museo, lo descubrió medio enterrado en los jardines sirviendo como simple macetero. Tras reconocer el valor de la pieza, dispuso su inventario y traslado al Museo Arqueológico Nacional, dejando una copia en su lugar como testimonio del hallazgo.
Según la tradición, en la antigua Grecia era costumbre erigir, de abrir un pozo de carácter sagrado en el lugar donde se producía la caída de un rayo, adornándolo y protegiéndolo con un puteal, con un brocal.
En aquel lugar sagrado, al lado del puteal, se sentaban los magistrados y políticos griegos con el fin de recapacitar y dictar convenientemente sus sentencias, y para calibrar y meditar sus decisiones que tendrían gran importancia y trascendencia para el futuro y bienestar del total de la ciudadanía a la que servían.
El tiempo y la casualidad ha hecho que el puteal y la Presidencia del Gobierno de España, hayan coincidido en el mismo lugar después de más de 20 siglos: el Palacio de la Moncloa (¿igual se referían a esto con la anunciada “coincidencia planetaria”?).
Sin embargo, y vistos los actuales resultados, en la Moncloa brilla por su ausencia cualquier tipo de meditación y decisión sensata y coherente por parte de los que dirigen la nación, y su pozo, el puteal, se utiliza únicamente para hundir, y arrojar todo lo que hasta ahora se había conseguido: credibilidad, influencia, bienestar, trabajo ...
Peligra la economía, la sanidad, la paz social, el estado del bienestar, las pensiones, la unidad, ... No obstante, impera la mentira, la incompetencia, la inoperancia, las guerras “buenas y malas”, los Dioclecianos que rezan, … Nuestra dirección política, tanto a un lado como al otro del Gobierno, forman un auténtico camino de maldición en una espiral de autodestrucción, que solo pasa por un urgente, contundente y estricto regeneracionismo de toda la clase política.
Ya en el siglo XVI Sebastián de Covarrubias, lexicógrafo y capellán de Felipe II, registra una expresión muy española y antiquísima, para referirse al desencanto que se produce cuando un asunto deseado, en el que se habían depositado grandes esperanzas, se malograba irremediablemente: “nuestro gozo en un pozo”. Ahora mismo nuestro futuro, nuestras esperanzas, se encuentran en el mismo borde del puteal de la Moncloa.