sábado, 20 de junio de 2009

Solsticio de verano

Solsticio viene a significar “parada del Sol”. Y es así. Durante dos o tres días, nuestra estrella parece que se detiene en la bóveda celeste, antes de que la Tierra invierta el sentido de su giro para alejarse del astro. Entre el 21 y 24 de junio el Sol muestra su máximo esplendor, son los días en los que el reinado de las tinieblas es más corto. Hablamos siempre del hemisferio norte.

No resulta difícil comprender el fuerte simbolismo del solsticio de verano en un mundo en el que la supervivencia se ajustaba a los ciclos que marcaba la naturaleza. Era el momento intermedio entre la siembra y la recolección, y su celebración es tan antigua como la misma humanidad. Para el hombre la continuidad del Sol era la garantía del crecimiento de las cosechas, la persistencia del ganado y de su propio bienestar; por esta razón se encendían hogueras y se realizaban todo tipo de ritos de fuego con el fin de ayudar al Sol a renovar su energía.

Como todas las fiestas y tradiciones paganas, la fiesta del solsticio se sacralizó por los cristianos conmemorando el nacimiento de Juan el Bautista. El Evangelio de Lucas (1,38) cita que, los días siguientes a la Anunciación, María fue a visitar a su prima Isabel cuando ésta se encontraba en el sexto mes de embarazo. De esta manera, no fue difícil fijar la solemnidad de Juan el Bautista, seis meses antes del nacimiento de Cristo el 24 de diciembre, concretamente el 24 de junio.

Curiosamente las fiestas de los santos se celebran el día de su muerte, pero en el caso del Bautista se hace una excepción y se conmemora el día de su nacimiento. San Juan Bautista es considerado por la Iglesia el “príncipe” del santoral cristiano, al ser ya santificado en

el vientre de su madre, es el “precursor”, el elegido para anunciar la proximidad del Redentor, el denominado sol de soles. Como señaló el propio San Juan, “Es preciso que Él crezca y yo mengüe”, y concretamente es lo que ocurre en el solsticio de verano, el Sol comienza a perder lentamente su fuerza.

Entre los antiguos griegos a los solsticios se les llamaba “Puertas”. El solsticio de invierno era la denominada “Puerta de los dioses”, mientras que el solsticio de verano, el 21 de junio, era la “Puerta de los hombres”, también llamada la “Puerta del Infierno”. Los dos solsticios son las puertas, el umbral, el paso hacia el inicio y el final, las puertas que daban paso a cambios importantes en la Naturaleza.

Los romanos contaban entre su numeroso panteón con la figura de Jano, dios de los solsticios, el dios de las “puertas”, (en latín “janua” = a puerta), el dios de los inicios y los finales, de los misterios, de la iniciación, pero además el guía y mentor de los constructores. Se le representa normalmente con dos rostros, dos caras, ahí su denominación de Jano bifronte, las dos caras unidas aunque opuestas entre sí y coronadas por la luna creciente.

La mitología cuenta que Saturno al ser destronado por su propio hijo Júpiter, se cobijó junto al dios Jano y en reconocimiento le confirió la facultad de ver el pasado y el futuro simultáneamente para poder obrar con sabiduría en el presente. Es el prototipo del hombre iniciado, dotado de plena conciencia, iluminado. Jano es el maestro, el señor del conocimiento y el que facilita el acceso a los iniciados para llegar a los misterios.

El culto a Jano se trasmitió a los constructores y canteros medievales, y de esta manera, pasó a la construcción e iconografía cristiana bajo el culto de los “dos San Juan”: el Bautista, cuya festividad se produce en el solsticio de verano (el 24 de junio), y el Evangelista en la celebración del solsticio de invierno (el 27 de diciembre), siendo representados casi siempre con aspecto atractivo y juvenil, y, en cierto modo, como personajes con fisonomía andrógina.

De esta manera, los dos Juanes sustituyen al pagano Jano, partiendo las dos fases del ciclo anual. El Bautista “abriendo” la puerta del solsticio de verano, y el Evangelista “abriendo” la puerta del solsticio de invierno.

Así todo en la noche de San Juan, en el solsticio de verano, como escribe el historiador de las religiones Eliade, sucede algo especial, distinto. Todo el que ha saltado sobre las llamas y danzado en torno al fuego, el que ha enlazado su mano con un desconocido o con la persona amada, sabe del poder de esa noche mágica.

Fotografía de Elena Sanz. Salto sobre las llamas. Javier R. Ladrón de Guevara. San Juan Bautista. Leonardo da Vinci. Jano. Catedral de Chartres. Jano Bifronte. Museos Vaticanos. San Juan Evangelista. Pedro Pablo Rubens. San Juan Bautista con un carnero. Caravaggio.

domingo, 14 de junio de 2009

Obama y su DisneyIslam


"El Islam tiene una orgullosa tradición de tolerancia, algo que vemos en la historia de Andalucía y Córdoba durante la Inquisición."


Con esta frase se despachó el presidente de EE.UU. el pasado día 4 de junio, durante la tan esperada y multitudinaria conferencia que realizó en la Universidad de El Cairo, respecto a los admirables e envidiables antecedentes de tolerancia religiosa islámica durante el tiempo que duró su dominio militar en la Península.


No se pueden decir más disparates en tan pocas palabras. Andalucía no existe como región hasta el s. XIX, tras la división administrativa realizada en 1833 por el Secretario de Fomento Javier de Burgos, que trasforma los tradicionales cuatro reinos del sur, Jaén, Córdoba, Granada y Sevilla, en las ocho provincias que hoy conocemos.


Si la intención del presidente norteamericano era referirse al-Ándalus, tampoco estuvo muy acertado, ya que esta denominación se refiere únicamente a los territorios bajo poder musulmán en la Península y la Septimania, límites siempre cambiantes a lo largo de la permanencia árabe en suelo hispano y galo, desde la invasión en el 711, hasta su definitiva derrota en 1492, y no se trata de un territorio definido geográficamente.


Al citar la ciudad de Córdoba, Obama posiblemente pretendió señalar el periodo de tiempo conocido como Califato de Córdoba (del 929 al 1031). Pero aunar el Califato de Córdoba con la Inquisición resulta una esquizofrenia histórica. Mientras el Califato cordobés, como hemos mencionado, desaparece en el 1031, la Inquisición se establece en España (en Castilla) en 1478, a petición de los Reyes Católicos y mediante la bula del Papa Sixto IV, Exigit sincerae devotionis. Un margen de error del señor presidente de casi 500 años, el doble de tiempo que tiene la historia de su nación.


Pero sin ninguna duda, lo que más llama la atención de las afirmaciones, es la referencia a “la orgullosa tolerancia religiosa” de los musulmanes establecidos en territorio hispano durante la época del Califato cordobés. Esta tolerancia no es más que un reiterado mito que ensalza artificialmente unos valores sociales inexistentes en el Califato, periodo considerado de máximo esplendor en cuanto a cohesión del territorio, arte y poder militar, que duró 100 años, y que su propio racismo, creencias y sectarismo interno, fragmentó en 1031 en varios reinos independientes.


Los judíos y cristianos bajo dominio musulmán fueron, desde un principio, perseguidos y considerados como vencidos. Estuvieron férreamente sometidos, condenados a una opresiva tributación especial, con derechos de segunda y adscritos a una legislación específica y humillante.


Los musulmanes solo fueron permisivos con hebreos y cristianos cuando formaban ínfimas comunidades, pero, así todo, les imponían restricciones degradantes: no podían ni predicar su religión ni tocar las campanas, sus casas no podían sobrepasar en altura a las musulmanas, tenían prohibido hablar del Islam bajo pena de muerte, etc. La persecución religiosa fue tan brutal, que hoy no queda en pie ni una sola de las iglesias, templos o sinagogas existentes antes de la invasión.


La intolerancia religiosa musulmana de aquellos años “dorados”, tiene su ejemplo en la huida masiva y constante de cristianos hacia el norte peninsular, los llamados mozárabes. Ibn Gabirol y Maimónides, dos judíos universales de la época, también son ejemplo de las persecuciones e intolerancia musulmana, siendo obligados a huir hacia Egipto. Tampoco se fiaron de los conversos, exigiéndoles a llevar un parche de tela amarilla en sus ropas, el famoso distintivo de los judíos en la Alemania nazi, pero que, como vemos, es de origen musulmán.


Como ejemplos de esta "ignorada e inexistente" persecución se pueden citar una serie de sucesos. En el año 796 los musulmanes de Córdoba realizan una terrible represión a raíz de la sublevación de los cristianos y judíos ante los abusos sociales árabes. Fueron condenados al exilio más de 20.000 personas. También en el año 817, un levantamiento de conversos en la misma ciudad, provoca la expulsión de todos los sublevados y sus familias.


Abderaman II en el 815 promulga en Córdoba un edicto que castiga con la muerte a los blasfemadores contra el Islam y encarcela a todos los jefes de la comunidad cristiana de la ciudad.


Al año siguiente, tiene lugar la depuración en la administración islámica de todos los elementos cristianos, así como la destrucción de todas las iglesias construidas después de la conquista árabe.

Pero en el año 900 se toma definitivamente la medida radical: la prohibición definitiva para los cristianos de construir nuevas iglesias.


En el año 976, después de la invasión almorávide, Almanzor organiza en Granada un verdadero saqueo de la biblioteca real de Al-Hakam II, esencialmente compuesta por obras acumuladas por los visigodos, que son quemadas en un gigantesco “auto de fe”. Este suceso demuestra la falsedad de los mitos islámicos, destruyendo así la creencia de la tolerancia del califato cordobés y de la riqueza de su increíble biblioteca de 600.000 volúmenes, que en realidad era herencia de la catolicidad visigoda.


Del mismo modo, Almanzor continuó con su particular cruzada contra los reinos cristianos del norte: en el año 981 es saqueada Zamora. En 985 lo es Barcelona y en 997 destruye León y la ciudad de Santiago de Compostela.


En el año 1010 se realizan las masacres de cientos de judíos en los alrededores de Córdoba, que se prolongarán durante tres años; y el año 1066 está marcado por el asesinato de miles de judíos en Granada.


En 1102 la población cristiana de Valencia debe huir hacia las regiones del norte, recientemente reconquistadas, para escapar de las persecuciones, y en el año 1125 los cristianos de Granada aprovechan la retirada de las tropas de Alfonso de Aragón, de vuelta a sus cuarteles después de una campaña, para buscar refugio en el norte cristiano.


En 1146 se produce otro éxodo masivo, el de los cristianos de Sevilla, que huyen de la invasión de los almohades, beréberes islamizados fanáticos, que fuerzan la expulsión o la conversión de los no musulmanes.


En 1184 nuevamente los almohades, que dominaron la España musulmana en las últimas décadas del siglo XII y la primera mitad del siglo XIII, imponen señales distintivas a los cristianos y a los judíos en sus dominios. En 1270 tiene lugar la segregación generalizada de los judíos en Andalucía, … y así podíamos seguir hasta la definitiva derrota en 1492.


No hay duda que las afirmaciones realizadas por Obama, reflejan la patente ignorancia que maneja el presidente de EE.UU o sus asesores, o los dos. Si su discurso, sus planes para Oriente Medio, se apoyan en errores de este calibre hablando de un tiempo, de un país, una situación y tolerancia que nunca existió, nada bueno puede suceder con esta base en el futuro. En resumen, Obama nos ha mostrado en su trascendental alocución su DisneyIslam.



Barack Obama en la Universidad de El Cairo el pasado día 4 de junio.
Rezos en los tejados de El Cairo. Jean León Gerôme.
El muecin. Jean León Gerôme.
Mapa de los territorios pretendidos por la Yihab.
Ejército musulmán. Miniatura Manuscrito de la Biblioteca Nacional de París.
Las Navas de Tolosa. Van Halen, Palacio del Senado. Madrid.


viernes, 5 de junio de 2009

Picasso y la Biblia de la Catedral de León


La notoriedad y trascendencia de Pablo Ruiz Picasso y su obra más conocida y acreditada, el Guernica, hace que cualquier noticia, novedad o comentario sobre el cuadro, revolucione por completo el mundo de arte.


Esto ha ocurrido recientemente con las abundantes reseñas de prensa en las que se comenta que el artista malagueño pudo inspirarse para la realización de su obra más internacional, en las figuras de la Biblia Mozárabe que se custodia en el Museo de la Catedral de León.


La composición, historia y derroteros del Guernica resulta muy interesante, sugestiva, y no exenta de incidentes. El motivo que recrea la pintura es el horror causado por el bombardeo aéreo de la población de Guernica durante la Guerra Civil, suceso que fue protagonizado por la Lutfwaffe alemana el 27 de abril de 1937.


En el mes de enero de ese mismo año, el Gobierno de la República había encargado al pintor malagueño un cuadro-mural con el fin de decorar el Pabellón Español ante la celebración de la Exposición Internacional de Artes Técnicas, que se iba a celebrar durante el verano en París.


En la tradicional manifestación del Día del Trabajo en la capital francesa, el 1 de mayo de 1937, pocos días después del bombardeo, los miles de trabajadores, entre sus pretensiones y reivindicaciones laborales, expresaron también su protesta y repulsa por el brutal ataque aéreo, después de observar en los periódicos franceses las tremendas fotografías que mostraban la población española en ruinas, entre el humo y las llamas. La visión de aquellas fotos en blanco y negro, parece que fue el detonante, la clave, para que Pablo Picasso escogiera ese tema para el cuadro-mural.


El Guernica, un óleo sobre lienzo de ocho metros por tres y medio, se instaló en el Pabellón Español el 11 de julio, y tuvo un coste importante para la República: 50.000 francos, aproximadamente el 10% de los gastos totales de la representación española en París. José Luís Sert, autor junto a Luís Lacasa de la arquitectura del Pabellón, recordó la reacción del público al contemplar el cuadro: «La gente desfilaba ante la obra en silencio, como si se diesen cuenta de que, además de su valor pictórico, era una premonición de lo que después se desarrolló en la guerra mundial.”


Tras finalizar la Exposición Internacional, la obra viaja a Oslo, Estocolmo y Copenhague, antes de su retorno a Francia. En mayo de 1939, antes de finalizar la Guerra Civil, Picasso se traslada con el lienzo hasta América para recaudar fondos con el fin de ayudar a los refugiados republicanos. Allí, el artista deja su obra bajo la custodia del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), y hasta el año 1958, en el que la obra muestra importantes signos de deterioro, el cuadro es exhibido en ciudades de todo EEUU, Sudamérica y Europa, como símbolo del horror que supuso aquel brutal primer bombardeo desde el aire.


La denuncia de la violencia en el Guernica resulta intemporal. Es una alegoría contra la destrucción y la muerte en cualquier guerra o enfrentamiento bélico, una obra, una grisalla dramática y sonora, donde los personajes gesticulan, gritan y mueren bajo la violencia de las bombas, y en el que Pablo Picasso pretende reflejar a la población civil indefensa. Sus cuatro mujeres muestran un aspecto desesperado, pero también el soldado caído y los dos animales, toro y caballo, que, en principio, son ajenos a la locura de los humanos, pero igualmente sufren sus consecuencias.


A pesar del mensaje del cuadro, la Guera Civil Española solo es el inicio de una serie de enfrentamientos mundiales que se sucederán durante todo el siglo XX, y en los que el ser humano inició una carrera desbocada de autodestrucción. Sociedades fascistas, comunistas o demócratas, desde entonces hasta la actualidad, borran y han borrado del mapa ciudades enemigas mediante bombardeos aéreos sistemáticos, en un sin fin de escenarios de agresores y agredidos: Japón, Alemania, Francia, Corea, China, Gran Bretaña, Vietnam, URSS, EEUU, Afganistán, Irán, Israel, Irak, …


Pero el Guernica y Picasso siguen siendo noticia en pleno siglo XXI. Distintos expertos han advertido de la extraordinaria semejanza de algunas figuras que aparecen en la obra pictórica, con otras que se muestran en la Biblia Mozárabe de la Catedral leonesa.


El Códice nº 6 del Museo de la Catedral de León, denominado Biblia Sacra o Mozárabe, también llamada Vimara o Biblia de Juan y Vimara, con 275 folios de pergamino de letra minúscula visigótica a dos columnas, es el texto conservado completo más antiguo de los considerados como mozárabes (s.X). Finalizado en el año 920, fue iluminada por el diácono Juan y recopilada por el presbítero Vimara, posiblemente en el scriptorium del monasterio de Abellar, cenobio fundado por monjes andaluces muy cercano a León, y destinada para el Monasterio de Santa María y San Martín en Albares, también próximo a la capital del reino leonés. La Biblia constaba de dos volúmenes, de los que sólo se conserva uno.



Los dibujos de la Biblia, la mayoría en tonos crudos y fondos sin colorear, impresionan principalmente por su libertad cromática y gráfica, respondiendo a una larga tradición de la miniatura peninsular, que se inicia en el s. VII en los scriptorium visigodos, y que evoluciona y se enriquece entre los cristianos del califato cordobés influenciados por el arte musulmán.


Según responsables del Museo, la Biblia leonesa viajó y se expuso en la Exposición Universal de Barcelona de 1929 y en París en 1937, en una muestra sobre códices y miniaturas que se celebró la Biblioteca Nacional, casualmente el año de la creación del cuadro. Dos momentos que los que el pintor malagueño pudo conocer y observar las miniaturas expresionistas de la Biblia.


Las semejanzas se aprecian en menor medida en los rostros de las personas, pero son relevantes en el caballo, al que le sale una punta o cuchillo por la boca, figura muy semejante al león de la Biblia (símbolo de San Marcos), que muestra una cabeza y expresión similar, además de que también se le representa con la boca abierta y la lengua fuera. Una imagen parecida de la cabeza del caballo, quedará permanente en su obra a lo largo de toda su carrera.


El parecido resulta extraordinario en la cabeza del toro, a la izquierda del cuadro, que es prácticamente igual al que aparece en la Biblia simbolizando al evangelista San Lucas. Muchos expertos coinciden en que resulta prácticamente imposible que estas similitudes sean producto de la casualidad, dando por hecho que el texto mozárabe sirvió como fuente de inspiración a la hora de realizar el célebre cuadro.


Tampoco se deben obviar las importantes semejanzas con algunas de las imágenes del Diluvio del Beato de Saint Server, datado en el XI, y que se conserva en la Biblioteca Nacional de París. Resulta fácil de comprobar la similitud, casi idéntica, de la cabeza del soldado caído en el Guernica, con la figura, también en el suelo, del Beato francés.


A pesar de la posibilidad de que el pintor conociese los dibujos de la Biblia y, de alguna manera, los utilizase para su obra, no debe considerarse como un dato determinante para la realización del Guernica. Las creaciones, las obras de arte, son producto de una profunda observación y meditación, además de una gran experiencia e imaginación por parte del artista. En una palabra, la creatividad se trabaja, y como apuntó Picasso en más de una ocasión, “la inspiración existe, pero en ese momento tiene que encontrarte trabajando”.


Sin embargo, no deja de ser curioso y extraordinario que una de las obras cumbres de la pintura universal, realizada en el siglo XX, conocida y admirada en todo el mundo, símbolo y grito contra la crueldad humana, tenga como inspiración y antecedentes las imágenes de una Biblia leonesa del s. X.


Pablo Picasso en su estudio, 1955.
El Guernica, 1937.
Pabellón Español en la Muestra Internacional de Artes Técnicas. París 1937.
Picasso en su estudio de Rue des Grands-Augustins. Dora Maar.
Otro momento de la elaboración del Guernica. Dora Maar.
Catedral de León. Nave central.
Biblia Sacra o Mozárabe del 920 (detalle). Museo Catedral de León.
Biblia Sacra o Mozárabe del 920 (detalle). Museo Catedral de León.
Biblia Sacra o Mozárabe del 920 (detalle). Museo Catedral de León.
El rapto de las sabinas, 1963. Pablo Picasso.
Beato de Saint Server (Diluvio). Biblioteca Nacional de París.