Las actuales ruinas de San Pedro de Eslonza, tienen su origen en la Desamortización de Juan Álvarez Mendizábal de 1836, que supuso la subasta a favor del Estado de las tierras y bienes privados no productivos, con el fin de desarrollar la riqueza nacional creando una burguesía pujante y una clase media de pequeños propietarios agrícolas, a la vez de obtener unos ingresos extras que permitieran acabar con la exorbitante deuda pública.
San Pedro de Eslonza fue adquirido en aquel momento en 40.000 reales por una familia asturiana, y, desde entonces, ha ido poco a poco desmoronándose hasta acabar como lo hoy podemos observar: cuatro o cinco muros a punto de desaparecer.
La fundación del Monasterio de San Pedro de Eslonza, se atribuye al primer rey de León, García I, en el 912, aunque existen indicios de que puede tratarse de una recuperación de un cenobio anterior a dicho año. García I, puso al frente del monasterio al monje Ayuvando, y le otorgó varias y rentables cartas de donaciones de bienes y heredades.
Poco tiempo después, en el año 988, las tropas cordobesas de Almanzor irrumpen en territorio leonés arrasando los monasterios que encuentran a su paso, entre ellos Eslonza, como se relata en una carta del Monasterio Benedictino de Sahagún que tiene fecha 25 de noviembre de aquel año, y que se conserva en AHN. En el pergamino, el abad de Eslonza vende a Oveco una tierra, haciendo expresa referencia a la destrucción por parte de los musulmanes del monasterio benedictino: “… al entrar los sarracenos en esta tierra y dirigirse a la ciudad de León para destruirla, como lo hicieron, entonces se encaminaron a dicho Monasterio … donde llaman Eslonza y le destruyeron, arrebataron todos sus víveres y enseres y le quemaron …”.
Después de cien años de abandono y lánguida subsistencia, se produce una nueva rehabilitación en el 1099 por parte de la todavía infanta Doña Urraca, a quien había pasado la propiedad por derecho hereditario. Doña Urraca, otorga al monasterio nuevas e importantes donaciones, que serán el origen de un nuevo y próspero florecimiento, llegando, con el tiempo, a adquirir un gran prestigio hasta convertirle en el segundo claustro más poderoso e importante del Reino, tras el Monasterio de San Benito de Sahagún.
En el s. XVI se realiza una nueva e importante reconstrucción, en la que llegó a trabajar Juan de Badajoz, y a la que con posterioridad se le añadirán variantes arquitectónicas que darán lugar a un edificio de estilo renacentista que acabará por completo con la arquitectura del antiguo edificio medieval. En la primera mitad del siglo XIX, como ya se ha citado, se produce la Desamortización de Mendizábal que origina la exclaustración y el posterior abandono de la fábrica, que poco a poco se desmorona.
Algunos de los bienes muebles se rescatan e instalan en la iglesia de Villamañán, como las campanas, el coro y el retablo central. También, en la iglesia parroquial de Palazuelo de Eslonza, se conservan, entre otros muebles de Eslonza, un importante cuadro de escuela velazqueña que representa un crucificado y partes importantes de un retablo; del mismo modo, en la iglesia cercana de Villarmún, existen dos pequeños retablos del monasterio. A pesar de esto, abundantes bienes muebles de gran valor propiedad del monasterio desaparecen. En cuanto a la fábrica, los restos arquitectónicos que logran sobrevivir, son declarados Monumento histórico-artístico, por Orden del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, el 4 de junio de 1931, sin que esta declaración impida su abandono y ruina.
En el año 1944, aparece en León la significativa figura del obispo Luis Almarcha, natural de Orihuela y amigo que fue del poeta Miguel Hernández, hombre preocupado por la cultura y el arte, que dejará una profunda huella en la vida social, artística y cultural leonesa hasta su jubilación en 1970. El obispo Almarcha, impulsará la conservación del patrimonio artístico religioso de la diócesis e intervendrá en grandes proyectos de construcción y rehabilitación: San Claudio, San Isidoro, San Miguel de Escalada, Nuestra Señora de Regla, Catedral, el nuevo templo de la Virgen del Camino, Palacio Episcopal, Arbás del Puerto, etc. Entre esta dilatada obra de recuperación y edificación, “salvará” (eran otras circunstancias) la portada de de San Pedro de Eslonza, comprándola y colocándola en la iglesia de San Juan y San Pedro de Renueva, templo que se estaba construyendo en la ciudad, y que de esta manera, será el receptor y redentor de los restos renacentistas de Eslonza.
A lo largo del tiempo, la historia del monasterio leonés de San Pedro de Eslonza ha sido una continua reconstrucción, reedificación y nuevamente ruina, situación ésta en la que actualmente se encuentra y de muy comprometida solución. Eslonza solo tiene un desenlace posible, convertirse en un parque arqueológico, auspiciado, cuidado y protegido por los responsables autonómicos del patrimonio y con el oportuno procedimiento de limitación y protección del entorno.
No queda mucho tiempo, es imprescindible la urgente intervención para adecentar, consolidar y musealizar sus restos arquitectónicos, comprometiendo e implicando al Ayuntamiento de Gradefes y al propio pueblo de Santa Olaja, con el fin de conseguir que la obra e historia del monasterio con más de mil años de existencia, que es parte de nuestra historia y cultura, no desaparezca del paisaje ni, por supuesto, de nuestra memoria.
Lo peor de las ruinas es que, en eso se quedan y su pasado de grandeza ya es historia.
ResponderEliminarPero, sin duda hay reflexionar para que no desaparezca lo que aún nos queda.
Un saludo
No sabía de este lugar y por lo tanto agradezco tus explicaciones. En España tenemos ruinas maravillosas que no deberíamos de dejar que desaparecieran, ya se cometieron los suficientes errores al dejar que edificios valiosos, bellos y llenos de historia lleguen a ser sólo ruinas.
ResponderEliminarUn saludo
Un grupo de presos de Villahierro acudirá a limpiar las ruinas del monasterio, según publica el Diario de León: http://www.diariodeleon.es/se_cultura/noticia.jsp?CAT=114&TEXTO=6918709
ResponderEliminarEs una iniciativa muy loable, sobre todo para los reclusos.
EL OTRO DIA ESTUVIMOS HABLANDO DEL MONASTERIO, ME CONTARON HISTORIAS DEL LUGAR Y DE LAS ATROCIDADES QUE SE HICIERON DENTRO DE EL, ME REFIERO A LOS MONJES,DE HECHO ES QUE EL MONASTERIO DESPUES DE SU DESAMORTIZACIÓN, FUE A LA RUINA Y LOS VECINOS NO HICIERON NADA POR EL DEBIDO A LOS MALOS RECUERDOS. ALGO PARECIDO CON EL EDIFICIO DE LA INQUISICION EN VALLADOLID, SE INCENDIO UNA NOCHE Y LA ALARMA NO LA DIERON HASTA QUE SE VIO QUE YA NO SE PODIA HACER NADA POR EL. ¿ALGUIEN PUEDE DAR MAS DETALLES DEL TEMA?
ResponderEliminarNo puedes decir que el obispo Almarcha fue "amigo"de Miguel Hernández, pese a esa anécdota tan evocadora que dejó por escrito a Martínez-Arenas años después de la muerte del poeta.
ResponderEliminarEl testimonio de Vicente Hernández ( hermano del poeta) fue escrito por su propia mano, por indicación de Vicente escudero, y de otra persona más, con el fin de que no hubiera lugar a la duda.
Allí cuenta lo que le respondió Almarcha, a la sazón Vicario General de la Diócesis de Orihuela, cuando él le fue a pedir clemencia para su hermano, enfermo grave en la cárcel de Alicante, que pedía ser trasladado a la prisión-sanatorio valenciana de Porta Coeli, donde podían operarlo.
Puedes leer esa respuesta y más detalles en "Blanca Andreu Blog", que recoge el testimonio de su sobrino Vicente también
Cristina