De nuevo aparecen graves problemas en la Catedral. Según leemos en la prensa, los trabajos urgentes de sustitución de la cubierta, que debían de haber comenzado en el mes de septiembre, se retrasarán todavía unos meses. Por si esto fuera poco, el Gobierno ha reducido casi a la mitad la cantidad comprometida hace ahora un año, lo que significa que el presupuesto para restaurar el hastial, arbotantes y pináculos, se ha esfumado. Más de lo de siempre.
Tampoco sabemos nada del acuerdo firmado en diciembre de 2006, en el que la Junta de Castilla y León se comprometió con el Ayuntamiento de León y el Cabildo catedralicio a realizar una aportación anual de 90.000,00 €, con el fin de poner en marcha un taller permanente en la Catedral.
Según este acuerdo, la Catedral leonesa dispondría de personal perteneciente a las brigadas de obras del Ayuntamiento y una cuantía económica de la Junta para realizar pequeños trabajos de mantenimiento del templo, como limpiezas, reparaciones o deficiencias urgentes que surgieran de improviso y pusieran en peligro el edificio. Con la puesta en marcha de este taller, se pretendía lograr un mantenimiento cotidiano que complementase los proyectos extraordinarios de restauración.
Esta idea, en principio válida, no es nueva. La fotografía inferior muestra una de las últimas cuadrillas de mantenimiento que tuvo la Catedral en los años 20 del siglo pasado, y cuya misión era encargarse de las obras y reparaciones que surgían inesperadamente en el templo. En el centro, al frente de la misma y con guardapolvo blanco, Manuel Gutiérrez, el que fuera padre del escultor Manuel Gutiérrez, autor, entre otras, de la talla de la Virgen de las Lágrimas, propiedad de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad, y abuelo de Carlos Gutiérrez, actual gerente de la empresa DECOLESA, conocida por sus recientes y brillantes trabajos de rehabilitación y restauración en distintos edificios singulares de la ciudad.
1 comentario:
Muy interesante y variado su blog reciba mis cordiales saludos
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